ECONOMíA › LA PERSISTENTE SUBA DEL DóLAR EN BRASIL AGRAVA EL DESEQUILIBRIO ECONóMICO Y LA CRISIS POLíTICA
El valor de la divisa norteamericana trepó otro escalón ayer en Brasil, llegando a 3,48 reales. La amenaza de suba de tasas de Estados Unidos en septiembre anticipa mayores tensiones. Crisis de inversiones por el escándalo Petrobras.
El dólar extendió ayer en Brasil la tendencia a la apreciación hasta un total de 3,48 reales, su mayor valor en doce años. El Banco Central del país vecino continúa con su política de no intervención en el mercado cambiario, que registró una nueva tensión a partir de las declaraciones de Dennis Lockhart, presidente de la Reserva Federal de Atlanta, Estados Unidos. El funcionario dijo que “apoyaría un alza de tasas en la economía norteamericana en septiembre”. Una medida de esas características generaría un flujo de capitales desde los emergentes hacia la economía del Norte, con especial impacto en los países endeudados en moneda extranjera y con libre movimiento del sistema financiero, como es el caso de Colombia y Chile (cuyas monedas se depreciaron ayer) y también Brasil. La debilidad económica brasileña se monta sobre la crisis política que enfrenta Dilma Rousseff desde que asumió su segundo mandato como presidenta.
Siempre que hay algún movimiento cambiario en Brasil surge la pregunta acerca del impacto en la economía argentina. Ese interrogante está incluso más presente porque además de la devaluación del real también hay datos negativos de crecimiento económico. Ya sea por la pérdida de competitividad o por la reducción de la demanda, el comercio bilateral en siete meses se contrajo 16,4 por ciento a raíz de una baja del 21,9 por ciento en las exportaciones hacia el país vecino y del 11,2 en las importaciones. Como las ventas argentinas caen más que las compras, el déficit aumentó en el curso de un año de 396 a 1240 millones de dólares.
Desde principios de año, el real brasileño acumula una devaluación del 23 por ciento, que avanza de forma paulatina pero sin descanso. La pérdida de valor de la moneda del país vecino impacta al alza sobre la inflación, que llegará este año al 9,25 por ciento, según las previsiones de la autoridad monetaria brasileña, un valor alto para la economía vecina.
La economía de Brasil este año sufriría una contracción del 1,8 por ciento, resultado que estará influenciado por el grado de los recortes fiscales aplicados por el gobierno. A pesar de que el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, planteó días atrás que “el ajuste fiscal no es incompatible con el crecimiento económico”, las metas fiscales del gobierno recortan la demanda y eso tiene impacto sobre la industria.
El instituto de estadísticas de Brasil informó ayer que la producción industrial en junio cayó 0,3 por ciento con respecto de mayo y un 5 por ciento en la comparación anual. En el acumulado desde enero acumula una baja de 6,3 por ciento, la peor para un primer semestre desde 2009. Las principales bajas fueron registradas en los sectores de máquinas y equipamientos (-7,2), equipamientos e informática, productos electrónicos y ópticos (-12,7) y autos y carrocerías (-2,8 por ciento).
Para Dante Sica, de Abeceb.com, “recién podremos ver una recuperación de la economía de Brasil para el segundo semestre del año próximo. A partir de ese momento se verá un impacto positivo en nuestro país”. Jorge Todesca, de Finsoport, analizó que “Brasil sufre los efectos, al igual que Argentina, de los menores precios de sus productos de exportación”.
A nivel político, el gobierno enfrenta una crisis que tiene como uno de sus ejes las denuncias de corrupción que se ciernen sobre varios ámbitos de la administración de Rousseff, especialmente alrededor de Petrobras. El economista Eduardo Crespo explica que “Petrobras es una empresa fundamental en Brasil, que representa aproximadamente el diez por ciento de las inversiones, pero en este momento está paralizada por el proceso de investigación que se está realizando”. Una de las imágenes más fuertes de la situación política de Brasil se observó el lunes, cuando la policía arrestó a José Dirceu, ex jefe de Gabinete durante el gobierno de Lula Da Silva y hombre fuerte del Partido de los Trabajadores (PT). Dirceu es acusado de organizar la trama de corrupción en torno de Petrobras, que involucra también a firmas como Odebretch y Camargo Correa.
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