ECONOMíA › EL GOBIERNO BAJó TASAS Y LIBERó ENCAJES PARA IMPULSAR LA ECONOMíA
En respuesta a una desaceleración del crecimiento, las autoridades del gigante asiático tomaron medidas para apuntalar el consumo, motor de su expansión. Los anuncios repercutieron con subas en las Bolsas de Europa.
El Banco Popular de China recortó ayer sus tasas de interés de referencia y redujo el monto de los fondos que deben mantener inmovilizados los bancos. En un escenario de tensiones financieras que se expresan día a día con los vaivenes de los principales índices bursátiles chinos, las medidas buscan impulsar el mercado interno, el motor del crecimiento de la potencia asiática. Las decisiones apuntan a generar una inyección de liquidez y reducir el costo de financiamiento para sostener los niveles de actividad. Antes de los anuncios, las acciones en el mercado de Shanghai habían registrado una nueva caída del 7,6 por ciento. Ese indicador acumuló así una contracción del 40 por ciento desde junio. Esa caída fue precedida por una ganancia de 150 por ciento durante casi un año. Al hemisferio occidental las noticias de los nuevos estímulos para la economía china llegaron previo a la apertura de las operaciones, lo que ayudó a una recuperación del precio de las acciones. Finalizada la jornada, las plazas bursátiles en Europa mostraron subas promedio del 4 por ciento, mientras que en Estados Unidos los incrementos observados durante el día fueron neutralizados hacia el cierre.
“Con el crecimiento económico aún presionado a la baja y la volatilidad en los mercados financieros globales debemos usar las herramientas de política monetaria con mayor flexibilidad”, sostuvo ayer el Banco Popular de China al anunciar el quinto recorte de sus tasas de interés en nueve meses y la reducción de los encajes bancarios. La medida que se suma a la reciente devaluación del yuan del 4 por ciento fue aprovechada ayer por los inversores en plazas bursátiles europeas y estadounidenses, un comportamiento que podría extenderse hoy hacia las acciones que cotizan en las Bolsas del gigante asiático.
El errático comportamiento en el precio de las acciones no puede interpretarse como un indicador sobre la situación de la economía real. “La Bolsa no es una medida del nivel de actividad, se supone que representa el valor presente de las ganancias futuras. Esto significa que si se espera una desaceleración pero también una transferencia de ingresos de los salarios a las ganancias empresarias, entonces deberíamos esperar un alza del mercado”, precisó en su blog el Center for Economic Policy Research frente a la incertidumbre generalizada por las noticias financieras.
Ese diagnóstico parece ser compartido por las autoridades chinas, cuya preocupación principal no está puesta en administrar las tensiones en sus mercados financieros. Inyectando financiamiento accesible a través de los bancos, se estima que las políticas de recorte de 0,25 punto porcentual en las tasas hasta 4,6 por ciento y la reducción de los encajes liberarán fondos por una cifra superior a los 100 mil millones de dólares, con lo cual se busca sostener un nivel de crecimiento económico en el orden del 7 por ciento.
Frente a la caída en las exportaciones y el menor dinamismo en la producción industrial observados a lo largo del año como consecuencia del estancamiento global, se ha vuelto todavía más importante preservar el principal factor del crecimiento chino: un mercado interno vigoroso que se nutre de mayores salarios reales y las migraciones internas hacia las ciudades. No se trata de una estrategia exenta de problemas: economistas como el británico Steve Keen advierten que los elevados niveles de endeudamiento privado promovidos desde el Estado ponen a la economía asiática en una situación de fragilidad.
Para las economías exportadoras de materias primas como Australia y Argentina, el principal riesgo es una profundización de la caída en la cotización internacional de los commodities agrícolas y sus derivados. “Las exportaciones a China pueden verse afectadas por una caída en el precio pero no por una reducción en las cantidades porque los productos que les vendemos son de primera necesidad para sostener su proceso de crecimiento”, expresó ayer el secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Carlos Bianco. El funcionario también descartó una “inundación” de productos chinos como resultado de la devaluación reciente del yuan. China es el segundo socio comercial de Argentina detrás de Brasil y ocupa el mismo lugar en materia de inversiones extranjeras.
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