ECONOMíA › ANTES DE FIN DE AñO SE FIRMARáN ACUERDOS CON CHINA PARA LA CONSTRUCCIóN DE LAS PLANTAS NUCLEARES
De Vido confirmó que en el último trimestre quedará perfeccionado el convenio con China para el financiamiento de la cuarta central nuclear y se firmará el acuerdo marco para la quinta. El ministro defendió los proyectos y la política energética nacional.
› Por Claudio Scaletta
Desde Viena
En el marco de la 59ª conferencia del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el ministro de Planificación, Julio De Vido, señaló ayer que sólo faltan pocos detalles para firmar el contrato final de la cuarta central nuclear a construirse con financiamiento chino, tarea para la que se necesitará la intervención del Ministerio de Economía en el cierre de las condiciones de financiamiento. La novedad fue que, a propuesta china, no solo se cerrará el contrato por la cuarta central, sino también el acuerdo marco para dar inicio a las negociaciones por la quinta, de la que todavía no se decidió el emplazamiento. Si bien en la delegación nuclear argentina que acompaña al ministro creen que la firma será en octubre, De Vido prefirió hablar del “próximo trimestre”.
Los montos a financiar son importantes. La cuarta central de agua pesada, un reactor tipo Candú con capacidad de generación de 800 megavatios, es una obra de 5800 millones de dólares, los que ingresarían en un plazo de cinco años a partir del momento de la firma del acuerdo de financiamiento. En el caso de la quinta central, con tecnología de uranio enriquecido y agua liviana, con capacidad de generación de 1000 megavatios, el monto a financiar es de 7000 millones de dólares. Se trata de un ingreso de divisas cuya contraparte en términos de balanza de pagos será que en algún momento habrá que devolver capital e intereses. Al mismo tiempo, se espera para la cuarta central una participación de empresas argentinas por el 70 por ciento del valor de la obra. La quinta central, al tratarse de una tecnología nueva en la matriz local, tendrá un componente de importación mayor, no del 30, sino del 50 por ciento.
Siempre en materia de balanza de pagos debe tenerse en cuenta que uno de los principales aportes a la reaparición de la escasez de divisas en los últimos años fue, precisamente, la importación de combustibles fósiles para generación eléctrica. Esta generación es deficitaria por doble vía. La más importante es la importación de combustibles. La segunda; los millonarios subsidios a la generación. Al respecto, De Vido consideró que el costo de generar 1800 megavatios con combustibles fósiles sumaría 15.800 millones de dólares en 22 años. La ecuación indicaría que solamente con el ahorro de las importaciones de combustibles de poco más de dos décadas se pagaría el capital y los intereses del financiamiento de las dos centrales.
Ante una consulta de este diario, el ministro rechazó que se haya perdido el autoabastecimiento. A su juicio, la ausencia de importaciones fue un “autoabastecimiento trucho”. “Hablar de autoabastecimiento energético con el 53 por ciento de las personas bajo la línea de pobreza y con el 23 por ciento de desocupación es de una truchez (sic) inusitada”, afirmó. “En el 2003 se exportaban 20 millones de metros cúbicos diarios de gas a Chile”, gracias a un excedente generado por la profunda recesión de un lustro, con empresas locales cerradas. En 14 años de exportaciones, Argentina le hizo a Chile una transferencia gigantesca. “Si ellos hubiesen tenido que quemar carbón o gasoil para generar la misma energía que generaron con nuestro gas, hubiesen gastado 20 por ciento de su Producto Bruto Interno”. “Esos fueron recursos del Tesoro argentino que pasaron a cuatro vivos, no al Estado chileno; porque el gas se compraba a 2 dólares en frontera y se vendía a 29 dólares en Santiago. O sea, el pueblo chileno tampoco se benefició”.
De Vido consideró que no sólo era trucho el autoabastecimiento, sino “también el nivel de reservas certificadas” y puso como ejemplo a Loma de La Lata, un falseamiento de datos que contribuyó a la decisión de retomar el control estatal de YPF. En este marco también defendió los subsidios como un doble instrumento: para incluir y para bajar costos de producción. El objetivo del gobierno nacional en materia energética, afirmó, siempre fue sostener la rentabilidad de las empresas en un contexto internacional adverso, lo que justifica que las petroleras reciban hoy un precio promedio para el barril de 60 dólares, cuando el precio internacional ronda los 40. “Nosotros tenemos una política de sostenibilidad de las empresas petroleras, una política de rentabilidad con competitividad de las empresas industriales que utilizan nuestro combustible y una política de absoluta accesibilidad a los servicios públicos por parte del sector residencial”, completó.
Según De Vido, los candidatos deben explicar estos puntos. “Qué competitividad van a tener las empresas industriales, qué accesibilidad a los servicios, porque cuando uno le aumenta las tarifas a la gente o quita subsidios que no fueron puestos en forma caprichosa sino para facilitar la accesibilidad, lo que está haciendo es desincluir”. A su juicio, el autoabastecimiento debe ser “genuino”, “con la gente adentro y consumiendo” y puede lograrse en mediano plazo profundizando la producción convencional, la no convencional, y alternativas por fuera de los combustibles fósiles, como es el caso de la generación nuclear.
Por último, el ministro consideró que “es bueno que siempre haya más demanda que oferta. Cuando hay oferta quiere decir que hay depresión económica, que la industria está parada. Nosotros lo que queremos es una industria que vaya reclamando más energía de la que hay. Y necesita un sector energético que vaya planificando, para eso se creó un Ministerio de Planificación en Argentina, a los efectos que a aquel que quiera crecer, aquel que quiera invertir, no le falte energía, como no faltó durante estos 12 años con un crecimiento de casi ciento por ciento del producto bruto”. Durante este período “no hubo ninguna crisis energética. La crisis fue de aquellos que certificaron reservas truchas, que monetizaron reservas en vez de invertir para sacar más recursos, no fue por los subsidios, que siempre fueron puesto como un problema que impedía que el sector energético se desarrollara”, concluyó.
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