El superávit comercial sumó 65 millones de dólares en septiembre, con un retroceso del 87,4 por ciento respecto del mismo mes del año pasado, al tiempo que acumuló en lo que va del año 1551 millones de dólares, al disminuir 72,4 por ciento interanual. Las exportaciones, si bien moderaron su ritmo de caída, continuaron retrocediendo en rubros con valor agregado, mientras que las importaciones crecieron por primera vez en el año, por mayor nivel de actividad interna. La merma del precio internacional de las materias primas, la recesión de Brasil y el estancamiento del comercio mundial fueron algunos de los elementos centrales para explicar el retroceso del saldo comercial. La Argentina, no obstante, es una de las pocas economías de la región que no computará déficit comercial en 2015, cuando las distorsiones externas dificultaron la capacidad de los países para sostener los niveles de intercambio con el mundo.

Las exportaciones locales, según informó ayer el Indec, se ubicaron en 5611 millones de dólares en septiembre, con un retroceso de 7 por ciento respecto del mismo mes del año pasado. La caída fue la más moderada del año, puesto que en meses previos los despachos llegaron a caer hasta el 26 por ciento. El bloque de manufacturas de origen industrial, donde se computan las ventas de la industria automotriz, química, maquinaria y algunos productos regionales, anotó una importante contracción, al contraerse 28 por ciento interanual. A diferencia de este desempeño, los productos primarios anotaron una suba de 33 por ciento, que se explicó por un alza de 57 por ciento de las cantidades comercializadas, gracias a la cosecha record alcanzada en 2015, y un retroceso de 21 por ciento en el precio de estos bienes. A su vez, las manufacturas agropecuarias, que contempla principalmente aceites, desperdicios de la soja y biocombustibles, registraron un aumento de 6 por ciento, donde las suba de 33 por ciento en cantidades se compensó en parte por la disminución del 21 por ciento en los precios.

Las tensiones en materia de exportación fueron un elemento compartido en casi todas las economías emergentes y, en particular, en los países de la región. En el documento Panorama de la Inserción Internacional de América latina y el Caribe de la Cepal se estimaron las distorsiones de la balanza comercial de las economías regionales por efecto de la reducción del precio internacional de los commodities, la moderación del crecimiento de China y el flojo ritmo de expansión del comercio mundial, que se encuentra en los niveles más bajos de los últimos 80 años. El informe destacó que este año Latinoamérica y el Caribe alcanzarían un déficit comercial de 67.860 millones de dólares, cuando el rojo había sido de 29.668 millones en 2014 y de 3781 en 2013. Los mayores desequilibrios se computarían en México, con un déficit de 14.573 millones de dólares, en Panamá, con 11.935, en Colombia, con 12.864, en Venezuela, con 4406, en Perú, con 4667, en Uruguay, con 338, y en Bolivia, con 499, entre otros. La Argentina, con un saldo estimado en torno de los 1000 millones de dólares, sería uno de los pocos países de la región con superávit comercial. Chile, con 4327 millones de dólares, Brasil, con 13.718 millones y Paraguay, con 1531, serían las otras economías de Latinoamérica con balance positivo en el intercambio comercial.

Volviendo al informe del Indec, se precisó que las importaciones locales se ubicaron en 5546 millones de dólares en septiembre, con un incremento del 1 por ciento respecto del mismo mes del año pasado. Es la primera suba de las importaciones en 2015, año en el que alcanzaron a caer hasta el 24 por ciento. La compra de maquinaria para inversión fue uno de los rubros de mayor crecimiento, al avanzar 9 por ciento interanual. También se destacó el alza del 20 por ciento de las importaciones de autos, lo que se debe a la recomposición de los patentamientos en el mercado interno. El segmento combustible, en tanto, avanzó 6 por ciento el mes pasado, mientras que entre enero y septiembre, gracias a la baja del precio internacional del petróleo y el gas, se computó un retroceso de 39 por ciento en la compras de energía.