La faena de hacienda vacuna fue de un millón de cabezas en octubre y alcanzó los 10,3 millones en los primeros diez meses del año, es decir un 2,1 por ciento superior a lo verificado en igual período de 2014. Así lo informó la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra). La entidad, que conduce Miguel Schiariti, también informó que la participación de las hembras en la faena total “se mantiene en un nivel muy bajo”. “En el décimo mes del año la relación fue de 41,1 por ciento, es decir 4,6 puntos porcentuales inferior a la de octubre del año pasado”, indicó el informe. En el período analizado, la producción total de carne vacuna fue de 2,3 millones de toneladas res de carne con hueso (tn r/c/h), 3,6 por ciento mayor a la observada en los primeros diez meses de 2014. Es decir que la cantidad ofertada tuvo una expansión absoluta de 81.000 toneladas en términos interanuales.

Sin embargo, el informe de Ciccra especula con que la mejora en el sector ganadero obedece a las expectativas de los exportadores a un cambio de Gobierno. “La quita de las retenciones disminuirá la pérdida que hoy se produce en el sector exportador y si, complementariamente hay una modificación en el tipo de cambio, seguramente se podrá aumentar el precio del novillo pesado, estimulando la producción de más carne por cabeza”, analizó Ciccra, en sintonía con la devaluación que propone el PRO.

Desde el 25 de octubre hasta la fecha, el precio del ganado gordo en pie en la zona de Paraná, Entre Ríos, aumentó aproximadamente un 10 por ciento, pero la invernada (reposición de los feedlot) repuntó hasta un 35 por ciento, sólo por expectativas de suba del ganado pesado, ante un escenario de eliminación de los registros de operaciones de exportación. El aumento del peso de faena no es algo perjudicial para el sector, quizás todo lo contrario, pero la promesa de una apertura irrestricta de las exportaciones de carne vacuna, como promete un eventual gobierno de Mauricio Macri, sumado a una también anunciada megadevaluación, y la eliminación de retenciones al maíz, insumo básico para la producción de cerdos y aves, representa un combo explosivo para el bolsillo de los consumidores, ecuación que no está contemplada entre los sectores exportadores.

“Lo central será establecer prioridades, o se piensa en la mesa de los argentinos y en la soberanía alimentaria o no. Si abrimos directamente las exportaciones, con cero retenciones, más una devaluación, será más interesante exportar que abastecer el mercado interno. Pero la consecuencia inmediata será un kilo de carne a 16 o 17 dólares cuando hoy en el mercado interno está a 6 o 7 dólares. Lo que necesitamos primero es aumentar la producción para luego ir abriendo saldos exportables”, sostuvo Mariano Bondone, especialista de la Federación Agraria.

Entre enero-octubre de 2015, el consumo interno representó el 92,57 por ciento del total producido, lo que se tradujo en una recuperación del consumo por habitante de carne vacuna: el promedio de los últimos doce meses se ubicó en 60,2 kilos por año. El objetivo de los ganaderos exportadores es que la ecuación entre consumo interno y ventas al exterior sea 8020. Para ello, habría que dejar de consumir menos carne en el mercado interno. De generarse un mayor saldo exportable, éste podría servir par subsidiar a los consumidores de cerdo y pollo y de esa manera aumentar la base de población que consume proteína animal. Aunque, según lo esbozado por el PRO, lo único que se observa en su propuesta es una transferencia de rentabilidad hacia la exportación. En los primeros nueve meses del año, el volumen total exportado fue de 107.689 toneladas (peso producto), un incremento de 9,2 por ciento interanual.