ECONOMíA
› KIRCHNER BUSCA APACIGUAR LA INTERNA DE LA UIA PARA ASEGURARSE SU APOYO
Ellos pelean y los juntan los de afuera
El Presidente intervino en forma directa en la disputa interna de la central fabril. Convocó a su titular, Alvarez Gaiani, para buscar un acuerdo con el sector opositor que regentea Techint. El Gobierno quiere tener el respaldo del sector sin fisuras.
› Por David Cufré
El Gobierno se metió de lleno en la interna de la Unión Industrial Argentina. El máximo gesto de esa intervención se dio anoche, cuando Néstor Kirchner convocó al presidente de la central fabril, Alberto Alvarez Gaiani, a su despacho en la Casa Rosada. A la hora en que se concretó el encuentro, del que también participó Julio De Vido, el empresario debía estar presentando a Roberto Lavagna para que expusiera en la clausura de la primera jornada de la Conferencia Industrial, que desde ayer se lleva a cabo en un hotel en Pilar. La información oficial al cabo de la reunión fue que Alvarez Gaiani acudió a la Casa de Gobierno para invitar formalmente al Presidente al evento empresario. Una versión muy poco convincente, si se tiene en cuenta el estado de convulsión interna en que se encuentra la UIA, que ayer se agudizó todavía más, y el interés que mostró el Poder Ejecutivo para que esa entidad sea la que asuma públicamente la defensa de la política económica desde el campo empresario.
El Gobierno considera que los mayores beneficiarios de la devaluación deben ser quienes respalden con su discurso las acciones oficiales. Kirchner y Roberto Lavagna sostienen a cada paso que su gestión está orientada a fortalecer al sector productivo y, en especial, a la industria, porque ella debe ser una locomotora para el resto de la economía. Por ese camino, apuestan a un crecimiento sostenido del nivel de actividad y a la creación de empleos de mayor calidad. Pero mientras esas son las aspiraciones del Gobierno, la UIA está enfrascada desde hace meses en una pelea entre dos sectores que no le deja tiempo para mirar más allá de sí misma.
La confrontación, indirectamente, tiene que ver con el Gobierno. La línea opositora, que se autodenominó Industriales, cree ser la que mejor expresa la filosofía oficial. Y entiende que la actual conducción de la UIA, encabezada por Alvarez Gaiani, logró acceder a ese lugar cuando en la Argentina algunos suponían, antes de las últimas elecciones presidenciales, que Carlos Menem volvería al sillón de Rivadavia. Según Industriales, muchos dirigentes de la central fabril quisieron congraciarse con el menemismo –entre ellos Héctor Massuh, que antes era crítico de Alvarez Gaiani– para recibir un mejor trato en su eventual presidencia. Pero después de los comicios en la UIA que consagraron a Alvarez Gaiani, a nivel nacional el que ganó fue Kirchner. Y allí es donde se produjo el desfasaje.
Industriales está liderado por el Grupo Techint, que respalda fervorosamente a Lavagna, y tiene al ex ministro José De Mendiguren como principal articulador político. Del otro lado, las cabezas son Alvarez Gaiani y Massuh. Entre todos ellos, por otra parte, existen viejos conflictos personales que también tienen un peso significativo en esta pelea.
Al Gobierno toda esta situación le parece menor. Lavagna intervino hace tres semanas para buscar un acercamiento entre las partes. Y en los últimos días el que dedicó varias horas al tema fue De Vido. El ministro de Planificación mantuvo reuniones por separado con Alvarez Gaiani y con directivos de Techint. Su planteo fue que la UIA debe terminar con las batallas internas, a las que calificó poco menos que de ridículas, y mostrarse unida en apoyo al Gobierno. De Vido sugirió en esas entrevistas que también trabajará para la reunificación de la CGT.
La prueba de fuego de la gestión de De Vido tuvo lugar ayer, y el resultado fue un fracaso rotundo. Por la mañana, el Consejo General de la UIA se reunió para tratar diferentes temas. El más polémico era la aprobación de nuevos consejeros, que aumentaría en siete miembros la cantidad de representantes del oficialismo y restaría en otros cuatro los de la oposición. Se sabía que esa jugada –cuya gestación viene desde hacealgo más de un mes– provocaría un fuerte choque. Lo que hizo la línea de Gaiani fue acercar una propuesta conciliadora. Pero Industriales la consideró como una provocación y la rechazó.
La propuesta era mantener la incorporación de los siete representantes del oficialismo, pero no restarle cuatro a la oposición. Además, contemplaba formar una lista de consenso para las elecciones de parte de la Junta Directiva del año que viene, pero respetando las proporciones actuales entre las dos líneas en la distribución de cargos.
Frente al clima de virtual ruptura en que terminó esa reunión, Kirchner decidió intervenir personalmente. No se privó de que el gesto fuera evidente, lo que algunos interpretaron como una fuerte presión a Alvarez Gaiani. Mientras todo eso pasaba en la Casa Rosada, en Pilar los economistas Javier González Fraga, Aldo Ferrer y Ricardo Arriazu pronosticaban un 2004 con un crecimiento del orden del 7 por ciento y una mejora de la ocupación.