El presidente del Banco Macro, Jorge Brito, organizó el sábado por la noche la tradicional cena con empresarios que viene realizando cada verano desde el fin de la convertibilidad. Fue en su chacra Mamá Ganso, en Punta del Este. Este año hubo una asistencia record de banqueros, que dominan la escena en el mundo empresario desde la llegada de Mauricio Macri. También estuvieron dirigentes industriales como José Ignacio de Mendiguren, Cristiano Rattazzi, Miguel Acevedo y José Urtubey; el presidente de la Bolsa de Comercio, Adelmo Gabbi; su par de la cámara de Construcción, Juan Crediak; Aldo Roggio y Gustavo Weiss también por este último sector. En el encuentro, informal, se transmitió un decidido apoyo al nuevo Gobierno, con apelaciones a la responsabilidad empresaria para garantizar el éxito de la gestión. Sin embargo, varios dejaron entrever su preocupación por los nubarrones de recesión que ya están apareciendo, la conflictividad política y sindical creciente –la detención de Milagro Sala y los gestos de Hugo Moyano fueron temas de discusión– y el delicado escenario internacional.

Brito y en general los banqueros –había de entidades nacionales como el Patagonia, Comafi y Mariva y extranjeros como el Citibank– elogiaron la estrategia oficial de buscar un acuerdo rápido con los fondos buitre para aceitar mecanismos de financiamiento a través de los mercados internacionales. El viaje de Macri al foro económico de Davos, Suiza, es otra señal saludada por el sector. Su interpretación es que en un contexto de debilidad del comercio mundial y aumento de la tasa de interés en Estados Unidos, el Estado deberá conseguir dólares mediante endeudamiento. En general esa posición fue acompañada por el resto de los empresarios.

En lo que hubo mayor debate fue sobre la estrategia a asumir desde el empresariado ante las paritarias. Se escucharon intercambios de opiniones entre quienes se inclinan por un acuerdo corto, de seis meses, para descomprimir la situación gremial, y otros que insisten en que los convenios deben ser anuales y en todo caso revisables. En este punto, varios industriales y también hombres de la construcción reconocieron que se aprecian síntomas de recesión que podrían morigerar la inflación en la segundad mitad del año. Por lo tanto, dijeron, es mejor definir paritarias por seis meses y volver a analizar la situación en ese momento.

Insumos industriales como cartón y papel habían arrancado con subas de hasta 35 por ciento tras la devaluación, pero luego los aumentos debieron retroceder a la mitad por la debilidad de la demanda que empieza a hacerse notar. En la UIA se proyecta a esta altura una caída del PIB de 1 por ciento y una inflación de 35 por ciento para este año. En cuanto al dólar, los empresarios se mostraron conformes con cómo se manejó la devaluación y recomendaron mantener un clima de estabilidad hasta que las tensiones de precios decanten.