ECONOMíA › LA DEMANDA DE DIVISAS DE AYER, ENTRE LAS MAS ELEVADAS EN CINCO AÑOS
El esfuerzo del Banco Central por evitar el salto del dólar el último día del mes le costó 532 millones de dólares. La divisa subió sólo cinco centavos, pero la presión compradora de bancos, particulares y especuladores se mantiene.
El dólar cerró ayer a 15,23 pesos, con un aumento de 5 centavos respecto del día anterior. La autoridad monetaria realizó fuerte intervención en la plaza cambiaria, al vender 532,5 millones de dólares, para evitar un incremento mayor de la cotización, y pagó vencimientos de deuda por 292 millones. La demanda de divisas en el mercado local fue una de las más importantes para una jornada en los últimos cinco años. Las compras de los bancos, que desde la semana pasada tienen capacidad para triplicar su tenencia de billetes en moneda extranjera por autorización del Central, la desaceleración de la liquidación de la cosecha, el menor incentivo para invertir en instrumentos financieros vinculados a la tasa de interés en pesos y el pago del aguinaldo que sectores de clase media acostumbran dolarizar, fueron los principales elementos para explicar las mayores presiones sobre el tipo de cambio. Las reservas internacionales se ubicaron en 25.496 millones (30.496 millones si se computa el “repo” negociado con la banca internacional), al disminuir 604 millones, en lo que fue la mayor caída en un solo día desde finales de mayo. Al cierre del primer semestre, las reservas son 100 millones más bajas respecto de las que había al comienzo del año.
Las presiones cambiarias volvieron a tomar fuerza en las últimas semanas. Operadores aseguraron que la entidad a cargo de Federico Sturzenegger vendió ayer una cantidad importante de reservas para evitar mayores subas del dólar, con el objetivo de ahorrarse pagos por contratos a futuros, los cuales vencen el último día hábil de cada mes. Pero la tendencia del tipo de cambio a aumentar ya se venía observando desde mediados de junio, cuando el dólar pasó de 14,05 pesos a más de 15 en pocos días. Desde el equipo económico aseguraban que iba a haber tranquilidad cambiaria por el ingreso de dólares de inversiones extranjeras, pero ante el fracaso de ese plan la única fuente de entrada de divisas ha sido el endeudamiento externo.
El complejo agropecuario moderó significativamente la liquidación de la cosecha, un fenómeno que se explica a partir de factores estacionales pero también especulativos. La venta de soja, el principal cultivo del campo argentino, se concentra entre abril y mayo, mientras que en junio y julio se terminan de liquidar parte de los saldos, con lo cual disminuye el ritmo de exportación. Pero, además, los empresarios del sector sojero decidieron guardar un mayor excedente para liquidar cuando se implemente una nueva baja en los derechos de exportación (retenciones). A la menor oferta de divisas del campo, se sumó el incremento de la compra de dólares de los bancos. El Central les permitió a las entidades financieras dolarizarse por el equivalente al 15 por ciento de sus activos, una cifra que era del 10 por ciento hasta hace dos semanas. Estimaciones del mercado calculan que la banca tiene moneda extranjera por un 5 por ciento de la cartera, con lo cual recibió el beneficio de poder triplicar la tenencia de dólares.
En la autoridad monetaria no sólo avanzaron con medidas para fomentar la demanda de divisas a través de los bancos, sino que continuaron bajando la tasa de interés de las Lebacs de corto plazo, uno de los principales instrumentos financieros que en la primera parte del año permitió reducir las presiones con el tipo de cambio, con lo que incentivó el traspaso de las carteras de los inversores desde activos en pesos a activos dolarizados. La expectativa de devaluación del mercado ubica el dólar a fin de año en torno de los 17 pesos, por lo que las ganancias esperadas de la devaluación no logran compensarse con el beneficio en pesos por invertir en una tasa de interés en torno al 30 por ciento anual. La cuenta termina impulsando al mercado a pasar a moneda extranjera su patrimonio y agrega nuevas presiones con la cotización del tipo de cambio.
La clase media que ayer cobró el aguinaldo influyó en la mayor demanda de divisas, puesto que el “chiquitaje” tiene un comportamiento cultural repetido, en el que los ahorros se pasan a dólares, sin siquiera tener en cuenta los “cálculos racionales” que puedan hacer inversores sofisticados.
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