ECONOMíA › LA FIRMA ESPAÑOLA BRINDA SERVICIOS EN EL PAIS CON UN SATELITE NO HABILITADO
El Estado argentino la autorizó a operar sólo con Hispasat 1C y Amazonas 1, pero la firma los trasladó y ubicó otros cuatro satélites. Al menos con uno ya brinda servicios de manera ilegal.
› Por Fernando Krakowiak
La española Hispasat tiene sólo dos satélites autorizados a operar en Argentina: Hispasat 1C en la posición orbital 30º Oeste y Amazonas 1 en 61º Oeste. Sin embargo, en su propia página web la empresa reconoce que trasladó los aparatos y en esas posiciones ubicó otros cuatro satélites. Al menos uno de esos, denominado Hispasat 30W-5, está brindando servicios de manera ilegal, restándole clientes a la estatal Arsat. Esa situación sirve para entender el fuerte lobby que esa compañía extranjera viene ejerciendo para que el gobierno de Mauricio Macri desregule el sector o cómo mínimo autorice sus satélites.
El Hispasat 1C fue habilitado en 2001 por la secretaría de Comunicaciones para operar en la posición orbital 30º Oeste, pero salió de servicio y lo corrieron a la posición 84º. En su lugar, los españoles ubicaron los satélites Hispasat 30W-4 (Ex Hispasat 1D) e Hispasat 30W-5 (Ex Hispasat 1E) pese a no contar con autorización oficial. Página/12 pudo comprobar que el Hispasat 30W-5 le brinda servicio a Cadena 3, Teleocho Córdoba, Canal 8 de Mar del Plata, Canal 11 de Salta, Telemóvil 5 de Corrientes, Canal 9 de Salta, Radio Patagonia 780 AM, Radio Cooperativa AM 740 y Turismo Visión Argentina. Fuentes del sector estimaron ante este diario que esos clientes consumen cerca de 80 megas por mes para transportar sus señales de televisión y radio, lo que representa un ingreso aproximado de 4 millones de dólares al año para la firma española. Hispasat 30W-5 también comercializa en el país servicios de datos. Todas estas operaciones afectan de modo directo al satélite argentino Arsat 2, el cual está en condiciones de brindar las mismas prestaciones.
El otro satélite de Hispasat autorizado en 2006 a operar en Argentina es Amazonas 1, en la posición 61º Oeste, aunque en la web de la compañía se puede comprobar fácilmente que ese aparato fue desplazado en 2014 a la posición 55º Oeste, de hecho ahora se llama Hispasat 55W-1. En su lugar, los españoles ubicaron los satélites Amazonas 3 y Amazonas 4, los cuales no fueron autorizados por el gobierno. Amazonas 3, lanzado al espacio el 7 de febrero de 2013, permite brindar banda ancha directa al hogar en banda Ka como lo viene haciendo DirecTV a través de Spaceway 2, gracias a una reciente autorización provisoria.
En el gobierno hay varios que están al tanto de la situación irregular de Hispasat. De hecho, Eduardo Tallarico, representante legal de la firma en Argentina, es asesor del Ministerio de Comunicaciones. Hugo Miguel, subsecretario de Planeamiento de la secretaria de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones que conduce Héctor Huici, área que tiene a su cargo la política satelital, fue hasta el año pasado director de tecnología de Tesacom, empresa de soluciones satelitales asociada a grandes jugadores extranjeros como la propia Hispasat. Los tres hombres son cercanos a José Antonio Sánchez Elía, referente de comunicaciones de la Fundación Pensar, think tank macrista, y presidente y CEO de Tesacom, quien estuvo a punto de ser designado por el presidente Mauricio Macri como ministro de Comunicaciones hasta que un acuerdo con los radicales llevó a poner en su lugar a Oscar Aguad.
Página/12 reveló el pasado 12 de septiembre que Hispasat está aprovechando el acceso privilegiado al gobierno para llevar adelante un fuerte lobby a favor de la desregulación del sector satelital. Incluso la firma española elaboró un paper, titulado “Impacto de un enfoque de cielos abiertos en la competitividad del mercado de las telecomunicaciones y la inclusión digital”, donde detalla las supuestas ventajas de avanzar en esa dirección. “La tendencia de gran parte de las agencias regulatorias hacia la aplicación del principio `menos es más`, abre el camino a la imposición de menores requisitos reglamentarios a cambio de un mayor acceso a las comunicaciones esenciales, perfilándose la implementación de una política de cielos abiertos, como un mecanismo clave para mejorar la competencia del mercado”, señala el texto. Ese es el objetivo de máxima, aunque los españoles se conformarían con que al menos el gobierno les de luz verde a sus propios satélites para seguir ganando mercado a costa de Arsat.
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