ECONOMíA
Las ovejas de la Bolsa salieron en rebaño a vender acciones y bonos
La interpretación de que la reunión del equipo económico con la cúpula del FMI fue tensa les sirvió de excusa para liquidar acciones, que ya acumulaban una ganancia del 140 por ciento en dólares.
› Por Claudio Zlotnik
El mercado accionario registró ayer su peor día en la era Kirchner. Los papeles empresarios se derrumbaron un 7,9 por ciento en promedio, ante la ola de ventas por parte de los inversores. La histeria se desató desde temprano: los financistas interpretaron que la pelea entre el Gobierno y el Fondo Monetario no se definirá antes de marzo, y que la Argentina extendería, entonces, el default con los organismos internacionales. Los títulos de la deuda también reaccionaron a la baja: los Boden cayeron un 3 por ciento en promedio. Néstor Kirchner minimizó la importancia del sacudón bursátil. “A mí no me preocupan esos temas, lo que me preocupa es la Argentina. Así como no hablaba cuando la Bolsa subía, tampoco hablo ahora”, aseguró el jefe de Estado.
Desde San Nicolás, cuando fue consultado por los periodistas, Kirchner desdramatizó el derrape bursátil. “Es un tema que bajo ningún aspecto va a condicionar la tarea que tenemos que llevar adelante”, dijo.
La reacción en manada de los inversores quedó reflejada en la envergadura del volumen negociado en el recinto. En total se transaron 82,2 millones de pesos, el doble que en la jornada anterior.
Al contrario de lo ocurrido en el salón de 25 de Mayo y Sarmiento, el dólar operó en un mercado calmo. Quedó en 2,94 pesos para la venta en las casas de cambio, un centavo por debajo a la jornada anterior, y con el Banco Central adquiriendo 10 millones de dólares para sostener la cotización.
En la city comentaban ayer que el desplome de las acciones era esperable. La ganancia promedio de los papeles, en términos de dólares, ascendió al 140 por ciento durante el 2003. Esa escalada siguió en las primeras semanas de este año, y el índice MerVal llegó a 1260 puntos. Los operadores confían ahora que se trataba de una burbuja, que se había formado por el exceso de liquidez en el mercado ante la falta de opciones de inversión (tasas en baja y dólar planchado). Pero lo cierto es que este escenario “aburrido” sigue en pie, pero los precios de las acciones se desplomaron. Acindar y Grupo Financiero Galicia fueron las acciones que más bajaron: 9,9 y 8,8 por ciento, respectivamente.
Tal vez, para comprender la actitud de los corredores valga la pena hacer un paralelo con el accionar del Fondo Monetario. Una de las críticas principales que le cabe al organismo es que sugiere recetas universales. Al momento de hacer recomendaciones, poco importan los matices de la economía de cada país. Y sus reclamos no sorprenden: nunca se apartan de los manuales de la ortodoxia. La lógica de la city calca este molde. Los operadores suelen moverse de acuerdo a reglas simplistas, y sus conductas se exacerban en momentos de pánico. Tal como ocurrió en la rueda de ayer.
La corrida fue posterior a la tensa reunión mantenida entre Horst Köhler y Roberto Lavagna en Miami. Como el Gobierno se sigue negando a mejorar la oferta a los acreedores privados –algo sobre lo que volvió ayer Kirchner–, los agentes bursátiles perciben que la renegociación de la deuda seguirá demorándose y que, dentro de un mes, la Argentina dejará impago el vencimiento de 3100 millones de dólares con el Fondo. La teoría de los operadores es que, en ese escenario, se pone en riesgo el crecimiento económico, al menos en el mediano y largo plazo. En las últimas horas se incrementaron las apariciones públicas de economistas ortodoxos reclamando un rápido acuerdo con los acreedores, aun a costa de pagar más. No creen en la versión de que ese sería el riesgo más palpable de un cuello de botella en el desarrollo económico.
En el tembladeral también influyó el hecho de que la suba del mercado se había dado, en buena parte, a través de compras a crédito. ¿Cómo es el mecanismo? Para apostar en medio del rally alcista, los inversores toman prestado dinero colocando sus acciones en garantía (cauciones). Cuando la tendencia cambia de sentido, y los papeles dejados en garantía pierden valor, las Casas de Bolsa reclaman a sus clientes que repongan lo perdido en efectivo. Cuando la baja se profundiza, los inversores prefieren vender sus tenencias lo antes posible para evitar mayores pérdidas. Este circuito se dio ayer en el mercado, un hecho que profundizó la caída: quienes buscan salir, venden a cualquier precio. Un movimiento que es aprovechado por los inversores más sofisticados.
La noticia de la conformación del sindicato de bancos se conoció tras el cierre del mercado. Los operadores ya tienen la excusa para volver al ruedo y especular a la suba.