ECONOMíA
› SU CONSULTORA VE ASEGURADA LA SEGUNDA REVISION
Hasta Mondino es optimista
› Por Julio Nudler
“A pesar de las dramáticas evaluaciones de la prensa local, que consideró el encuentro de Florida como un fracaso, aumentando la posibilidad de que la Argentina defoltee al FMI en marzo, nosotros seguimos creyendo que no habrá ruptura en este primer trimestre. Por el contrario, nos parece que la reunión fue muy efectiva en aras de dos principales objetivos. Uno, mostrar a la gente del Fondo como atenta y sensible a las crecientes preocupaciones expresadas por los países del G-7 ante las demoras de la Argentina en sus negociaciones para restructurar la deuda. Dos, anticipar con tiempo suficiente los pasos necesarios para aprobar la segunda revisión del programa”. Tal el juicio de la consultora LatinSource/MacroVisión sobre el rendez vous del lunes último entre Roberto Lavagna y Horst Köhler, más los principales colaboradores de cada uno.
Según los economistas Guillermo Mondino, Esteban Fernández Medrano y Luciano Laspina, no parece haber problema alguno con las metas cuantitativas en lo fiscal y monetario, y ni siquiera con las reformas estructurales comprometidas para la segunda revisión. De hecho, la mayoría de las reformas pendientes deben cumplirse para fines de marzo, por lo que difícilmente puedan trabar la próxima aprobación del Fondo, clave para que el país pueda atender el gravoso vencimiento del 9 de marzo.
De todas formas, Mondino y sus colegas ven riesgos mucho mayores para el segundo semestre. Para entonces, el gobierno deberá haber presentado su propuesta final y realizado el canje de papeles. Si, aun flexibilizando la propuesta que se llevó a Dubai y Nueva York de modo que la quita en el valor presente neto quede entre 75 y 80 por ciento, el canje fracasara, aumentarían las tensiones con el Fondo y el Grupo de los Siete.
Pero también hay una zona gris, como el caso aquel en que la Argentina logre de sus acreedores una aceptación superior al 50 por ciento, que tal vez pudiese interpretarse como la requerida “amplia participación”, concepto tan vago como el de la “buena voluntad”. Ante cualquier resultado intermedio o indefinido se le haría muy intrincado al FMI y al G-7 cortar con la Argentina.
Lo que ahora más importa, que es la segunda revisión –la primera fue demorada 40 días por el Fondo–, enfrenta escollos referidos a aspectos formales de las negociaciones con los acreedores privados, y no a la exigencia de mejorar la oferta. Lo que por el momento necesitan el FMI y el G-7 son evidencias de que el país no sigue retrasando el juego. Esas evidencias son: 1) contratar a un grupo de bancos para que se hagan cargo de la restructuración; 2) producir algunos gestos de potenciales mejoras en la propuesta; 3) reconocer como interlocutores a las asociaciones y representantes de los acreedores, y 4) moderar la retórica contra los bonistas. En la reunión del lunes el staff del Fondo transmitió claramente que ésas eran condiciones sine qua non para que los gerentes del organismo y el Tesoro estadounidense sigan bancando a la Argentina, según aseguran los consultores de LatinSource en un informe restringido al que tuvo acceso Página/12.
En el mismo documento se señala que el gobierno argentino dio rápidas respuestas. Ante todo, la constitución del sindicato de bancos, “anuncio que podría también ser considerado como un sutil indicio de una potencial –aunque modesta– flexibilización en la propuesta original”, estructurada en torno de una quita nominal del 75 por ciento. Lo que según Mondino y sus socios complicó la formación del pool de bancos fue la negativa oficial a prometer a la banca extranjera que finalmente se develaría una “propuesta razonable”, capaz de asegurar una alta participación de tenedores de bonos en la permuta.
Como señales de menor rigidez interpretan estos consultores el reflotamiento, por parte de Lavagna, de un bono ligado al Producto InternoBruto –es decir, al crecimiento–, y su mención favorable a elevar el “valor de recupero de los nuevos bonos”. ¿Es éste un eufemismo para no hablar de valor presente neto, o tan solo un gesto hacia el FMI, procurando evitar una fractura antes de marzo?, se pregunta MacroVisión.