ECONOMíA
› LOS EXPORTADORES ESTARAN OBLIGADOS A LIQUIDAR SUS DIVISAS
Con poco, el Gobierno apuesta a 3
Intentarán frenar hoy el dólar en 3 pesos, pero sin vender masivamente reservas del Central, como exige el FMI. Se pretende frenar la corrida de los que salen del corralito al dólar, ofreciéndoles otras opciones de ahorro, dentro de los mismos bancos. No habrá más redescuentos, para que haya menos pesos para comprar dólares.
› Por Maximiliano Montenegro
El ministro Remes Lenicov y el titular del Banco Central, Mario Blejer, intentarán hoy frenar al dólar en 3 pesos, pero con la premisa de no vender más reservas del organismo en volúmenes importantes, como exige el Fondo Monetario. Para semejante empresa, la estrategia será, por un lado, reducir drásticamente los redescuentos otorgados a los bancos, que a su vez van a devolver depósitos, que a su vez van a comprar dólares. Así se obligaría a los bancos, en especial los extranjeros, a desprenderse de dólares propios, aunque algunas entidades se verían en serios problemas para seguir operando normalmente. En tanto que los hará esforzarse por retener a los ahorristas atrapados en el corralito en cuentas a la vista, ofreciéndoles plazos fijos a 14 días, con tasas de interés elevadas, como una opción de inversión al dólar. La medida también busca cortar la especulación contra el peso de los propios bancos, que por una ventanilla pedían redescuentos al Central y por la otra le compraban dólares. Por otro lado, Economía se decidió por “apretar” a los exportadores para que suelten sus divisas: se acortarán todos los plazos de liquidación a 5 días posteriores al embarque, y si el dólar se mantiene en 3 pesos se subirían las retenciones vigentes.
Después de largas discusiones durante el fin de semana, el equipo económico llegó a la conclusión de que si el dólar se escapara todavía más lejos de donde llegó el viernes, la hiperinflación estaría al final del callejón. Sin embargo, para evitarlo saldrá a la cancha en una pierna. Como anticipó Página/12, atendiendo a los reclamos del Fondo, el Central ya no pondrá en juego las reservas para bajar la cotización. Esta estrategia fue consensuada anoche entre Remes y Blejer, así que el primero no podrá responsabilizar al segundo si al dólar hay que ir a buscarlo a las nubes en los próximos días.
El planteo de Washington es que el Central no debería intervenir hasta “sincerar” la cotización, aun a riesgo de soportar una mayor inflación. Después de todo, más inflación serviría para achicar más rápidamente el déficit fiscal. Y un dólar recontraalto, además de proveedor un buen superávit comercial –o sea, los dólares necesarios reiniciar en el futuro el pago de servicios de la deuda–, revaluaría las reservas. Este sería, a su turno, el mejor reaseguro de que los recursos que eventualmente desembolse el Fondo Monetario no irán a parar sin escalas a manos privadas, cosa que sucedería –evalúan– si el Gobierno se embarcara en una vana pulseada por mantener un dólar barato.
Sólo se venderían reservas con cuentagotas, para influir sobre el precio minorista. Para ello, se presionará a los bancos para que vuelvan a vender dólares a partir de las 10 de la mañana y las casas de cambio serán autorizadas a abrir sólo a partir de las 11.30 hasta las 15 horas. Así, se pretende que la gente se guíe por los precios de pizarra de los bancos, que deberían vender por cuenta y orden del Central al mismo precio al que se les entrega reservas. En tanto que los cambistas, que también podrían comprarle directamente al Central, tendrían que ajustar sus cotizaciones a estos precios de referencia. La idea no es nueva: ya se aplicó en los tiempos de Celestino Rodrigo como ministro de Economía.
Remes y Blejer apuestan ahora a ponerle una barrera al dólar, actuando tanto por el lado de la oferta de divisas como por el de la demanda. Del lado de la oferta, buscarán revertir la situación de la semana pasada, de un mercado libre del dólar en el que nadie, salvo el Banco Central, aportaba los dólares.
Por eso, los exportadores tendrán un plazo máximo de 5 días para trocar sus divisas por pesos. Y las operaciones importantes deberán ser liquidadas ante el Banco Central, para mejorar el control de los plazos. En Economía esperan así que en las próximas semanas ingresen unos 2000 millones que los principales grupos exportadores retienen a la espera de más devaluación. A los bancos, en tanto, se les exigirá cumplir estrictamente el límite máximo de dólares que pueden mantener en cartera,con lo cual se estima que deberían desprenderse de otros 800 millones de dólares.
Por el lado de la demanda de dólares, el objetivo es crear alternativas de inversión para que los 150 millones de pesos que huyen diariamente del corralito no corran sin más opción al dólar. Habrá plazos fijos de 14 días para los que están dentro del corralito en cuentas a la vista y de 7 y 14 días en dólares para los que quieran meterlos de nuevo en un banco.
En todas las alternativas, el gran gancho será la tasa de interés, que será libremente pactada con el banco. Y se estima que los bancos ofrecerán tasas exorbitantes, porque el Central les cortará el chorro de los redescuentos (a los que ya les subió fuertemente la tasa de interés el viernes), con lo cual se desesperarán por volver a captar fondos. Claro que, de nuevo, como antes del corralito, la duda –con razón– del ahorrista será que cuánto más alta sea la tasa que ofrezca el banco, más evidente será su condición de debilidad y en consecuencia menos desprevenidos atraerá. Además, para las colocaciones en pesos, ¿qué tasa anual se debería prometer para competir con la suba del 20 por ciento que tuvo el dólar en un solo día, el viernes?
Parecen pocos instrumentos para frenar una corrida cambiaria generalizada, pero en el Fondo dicen que, por ahora, es lo único que hay.