ECONOMíA
El Fondo reclama más dinero para los acreedores y ajuste de tarifas
El FMI exigió al Gobierno un aumento del superávit fiscal destinado al pago de los acreedores. Advierte que de eso depende la continuidad de la reactivación. Presiona por la compensación a los bancos y pide ajuste de tarifas para resolver la crisis energética.
Con el respaldo de la administración Bush, el Fondo Monetario vuelve a la carga y ahora reclama abiertamente al Gobierno un aumento del superávit fiscal destinado al pago de los acreedores. Advierte, además, que de la respuesta que ofrezca Kirchner dependerá la continuidad de la reactivación. Para Argentina “se espera que la economía crezca 5,5% en 2004, aunque la sustentabilidad de la recuperación dependerá del progreso en una serie de políticas, las prioridades son un aumento del superávit fiscal primario y la reestructuración de la deuda soberana para restaurar la sustentabilidad fiscal”, afirma el informe semestral del organismo, distribuido ayer en Washington. También presiona por la compensación a los bancos y da a entender que sin un ajuste en las tarifas de servicios públicos no podrá resolverse la crisis energética.
“Argentina ha tenido un muy buen desempeño al salir de la crisis y mucho de esto está relacionado con políticas fiscales extremadamente buenas, una restricción fiscal y el aumento de los ingresos impositivos”, dijo Raghuram Rajan, director de Investigación del FMI, al difundir el tradicional “Informe sobre las Perspectivas Económicas Mundiales” que elabora la entidad.
Pero “donde ha habido menos espacio es en los pasos necesarios para reactivar el sector bancario y el sector de servicios públicos y estas dificultades están apareciendo ahora, con los problemas de energía en Argentina”, alertó. El documento asegura que el gobierno de Kirchner debe concentrarse en “fortalecer el sistema bancario y lograr un mejor clima para la inversión privada, incluido el desarrollo de un marco regulatorio equilibrado para los concesionarios de servicios públicos y un ambiente legal más predecible”. Traducido: el Fondo se está impacientando porque el Gobierno no cumplió, hasta ahora, con dos de las condiciones incluidas en la carta de intención vigente. Una es la compensación a los bancos por los amparos judiciales; la otra, el ajuste de las tarifas públicas.
En cuanto a la renegociación de la deuda, Rajan destacó que “el diálogo con los acreedores continúa, la atmósfera es buena, y esperamos que las negociaciones estén llegando a una conclusión apropiada”. “Si la deuda es reestructurada, se allanará el camino para que Argentina entre a los mercados globales, lo que sería bueno para que Argentina crezca”, añadió.
Sin embargo, el economista jefe del FMI afirmó que una vez que la deuda sea renegociada, el superávit fiscal primario (antes del pago de intereses) debería ser mayor. “Quizá tenga que estar más alto de lo que está ahora. ¿Cuánto más?... Creo que tienen la capacidad de elevarlo más”, se limitó a comentar y rechazó dar una cifra precisa.
Como es sabido, el Fondo pretende que el Gobierno eleve el superávit fiscal para el 2005 y 2006, los últimos dos años del acuerdo, más allá del 3 por ciento del PBI. Si bien esa pauta sería superada este año con holgura (se estima que “sobrarán” unos 5000 millones de pesos por encima de lo acordado con el FMI), el Gobierno intenta plantarse en la meta del 3 por ciento para poder así destinar los recursos fiscales excedentes a reactivar el gasto interno: obra pública, salarios públicos y jubilaciones, planes sociales, etc. En Washington, en cambio, creen que esos recursos deberían “ahorrarse” para mejorar la oferta de pago a los acreedores privados.
La presentación del documento sobre las perspectivas económicas mundiales fue el primer acto de la Asamblea de primavera del Fondo Monetario y del Banco Mundial, que será inaugurada oficialmente hoy. Lavagna, quien ayer tuvo una serie de reuniones con hombres de negocios en Nueva York (ver aparte), se sumará a partir de hoy al encuentro, con sede en Washington. El informe del FMI pinta un panorama optimista para la economía internacional y pronostica altas tasas de crecimiento en Estados Unidos y en la mayoría de los países latinoamericanos (ver aparte).
Sobre el caso argentino apunta que en el 2003 se fortaleció el consumo y la inversión en construcción y que el crecimiento alcanzó un 8,7 porciento. Pero aclara que el PBI sigue un 11 por ciento por debajo de los niveles anteriores a la crisis.
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