Jue 29.04.2004

ECONOMíA  › PROPUESTA DEL PLAN FENIX RESPECTO DE LA DEUDA

Impuesto a los que ganaron

En un seminario de las facultades de Económicas, Sociales y Derecho se concluyó que la deuda debe pagarse con un impuesto que grave a los sectores que ganaron con el endeudamiento.

Argentina debe terminar con el trajinado esquema de instrumentar políticas de ajuste que restringen su crecimiento. Si continúan las presiones del FMI debe romperse el acuerdo stand by para recuperar la autonomía. El objetivo final para la reestructuración de los pasivos públicos debe ser su subordinación a una política de crecimiento con equidad. Además, la deuda debe pagarse con los fondos de un impuesto especial que grave a los sectores que ganaron con el endeudamiento del país. Por último, deben reconsiderarse las responsabilidades compartidas de todos los actores que se beneficiaron del régimen de endeudamiento. Estas fueron las principales conclusiones de las dos jornadas del Seminario Interdisciplinario organizado por el Proyecto Plan Fénix con la participación de las facultades de Ciencias Económicas (FCE), Ciencias Sociales y Derecho de la Universidad de Buenos Aires.
Jorge Schvartzer, director del Cespa, uno de los institutos de investigación de la FCE, fue el encargado de hacer la reseña final de lo discutido en los paneles por representantes de las tres facultades. En su exposición destacó que el problema de la deuda es estructural porque atraviesa todas las políticas y porque el esquema de endeudamiento permanente se relaciona con el funcionamiento del sistema económico mundial. El investigador agregó que estas políticas deben ser denunciadas no sólo internamente, pues fueron muchos los actores que se beneficiaron con la deuda. Entre ellos destacó a los bancos comerciales, la Reserva Federal, comisionistas varios y agencias de calificación. “Todos ellos jugaron a la deuda y ganaron”, afirmó. En este sentido recordó que los bancos que participaron del megacanje ganaron 150 millones de dólares por un solo mes de trabajo y que, según la prensa más conservadora de Estados Unidos, por su participación en la burbuja financiera de la colocación de papeles argentinos, los brokers de Wall Street ganaron 1000 millones de dólares. “Hay otro tema que no se discute”, sostuvo. El default de la deuda no afectó a todos los acreedores, sino solamente a los que llegaron últimos. La Argentina se endeudó primero con algunos bancos, luego con otros para pagarle a los primeros y finalmente, cuando los bancos ya no le prestaban, estas mismas entidades ganaron millones de dólares colocando papeles argentinos en distintos plazas. Pero entre los afectados no figura Estados Unidos, debido a que su legislación es menos laxa que la europea. Italia, por ejemplo, en vez de decirle a la Argentina que debe pagarle a sus bonistas, debería asumir la corresponsabilidad que le compete “por haber dejado que sus bancos sigan colocando papeles argentinos cuando el default era inminente. A sus bonistas deben decirles que a ellos los estafaron sus bancos”, indicó Schvartzer.
Por estas razones, entre otras, en el seminario se concluyó que la renegociación de la deuda es un problema económico y financiero, pero fundamentalmente político y debe ser tratado como tal. En este sentido el endeudamiento, si bien es un problema grave, no puede seguir siendo el centro de la política económica. El verdadero problema es el desarrollo con equidad. Así, la redistribución del ingreso en un país donde existió “una de las distribuciones regresivas más grandes de la historia mundial” no sólo es una cuestión de solidaridad, sino un imperativo para el desarrollo. Esto es, la redistribución es sólo una condición necesaria.
En cuanto a los términos específicos de la negociación, la propuesta fue que la Argentina no debe renegociar sólo la quita, sino también tasas realmente bajas y plazos más largos. También se destacó que el actual superávit fiscal no es verdadero, porque se basa en una baja irracional del gasto incompatible con el crecimiento y el adecuado funcionamiento del aparato de Estado. E incluso si fuese real, el 3 por ciento planteado como logro es demasiado. Por eso, si las presiones a favor de aumentar ese margen continúan debe abandonarse el acuerdo con el Fondo. Por último, para pagar debería crearse un impuesto específico sobre los sectores que más se beneficiaron del régimen de endeudamiento.

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