Vie 30.04.2004

ECONOMíA

Los mercados financieros acercan feos nubarrones

La probabilidad cercana de una suba de la tasa de interés internacional, la debilidad financiera de Brasil y la posibilidad de un freno al crecimiento chino perturba la plaza bursátil y cambiaria.

› Por Claudio Zlotnik

Ya sea por lo que sucede con la economía estadounidense, también por el recrudecimiento de la violencia en Irak, y por las dudas que genera Brasil, lo cierto es que el contexto internacional, que hasta hace muy poco lucía “amigable” para los mercados financieros, se está complicando. Se refleja en las Bolsas y en las plazas cambiarias, donde ayer hubo tensiones. Y la Argentina no es ajena a esas turbulencias: el índice de acciones líderes MerVal cayó 2,6 por ciento, acumulando 8,1 por ciento en el mes, y en tanto el dólar subió un centavo, al cerrar en 2,87 pesos, a pesar de la fuerte liquidación de divisas por parte de los exportadores.
La clave de esa agitación se relaciona con lo que ocurre en Estados Unidos, donde cada vez es más probable una suba de la tasa de interés. Ayer se conoció un dato que reforzó esa eventualidad: la inflación del primer trimestre, del 3,2 por ciento en forma anualizada, resultó el mayor nivel en tres años.
La mayoría de los bancos de inversión de Wall Street ya descuenta un alza de la tasa internacional. El JP Morgan, por ejemplo, sostuvo en su último reporte que Alan Greenspan subirá el costo del dinero en un cuarto de punto en agosto, y en otro cuarto antes de fin de año. Se rompería así una racha de trece retoques bajistas, que dejaron a la tasa de corto plazo en su mínimo histórico, del 1 por ciento anual.
De todas maneras, la perspectiva de este ajuste ya impactó sobre los bonos del Tesoro estadounidense. Ayer, el título a 30 años mostró una tasa del 6,01 por ciento anual, contra 5,90 de hace una semana. La tasa a 15 años también subió y ya se encuentra en 5,35 por ciento.
Brasil sería perjudicado por ese cambio de tendencia, y así quedó reflejado ayer en sus mercados: la Bolsa de San Pablo cayó 3,5 por ciento y el real se depreció hasta 3 unidades por dólar.
En un contexto de encarecimiento en el costo del dinero y de huida de los inversores internacionales de los mercados emergentes, en la city perciben que el país vecino puede seguir los pasos de Argentina en el 2001 y terminar en default al no poder refinanciar su abultada deuda. La suba del dólar, la caída de la Bolsa y de los bonos no hacen más que reflejar que los corredores perciben ese riesgo creciente. A la vez, el peligro a un brote inflacionario en Estados Unidos impactó en Wall Street, donde el Dow Jones cayó 0,7 por ciento y el Nasdaq (panel tecnológico), el 1,6.
¿Cómo influiría el nuevo contexto internacional en la Argentina? Como el Gobierno no sale a colocar deuda nueva, el riesgo se vincula básicamente con dos aspectos. Uno, con la suerte que correrá Brasil, el principal socio comercial del país. En segundo lugar, la suba de la tasa podría desembocar en un fortalecimiento del dólar y en un retroceso de los precios de los granos. En ambos casos, el golpe sobre la economía sería directo: por una menor recaudación de impuestos y por la contracción de la balanza comercial. En el microcentro también especulan sobre un eventual costo en la renegociación de la deuda. Algunos interpretan que los acreedores privados podrían reclamar un rendimiento más importante al Gobierno para cerrar trato.
Pero eso no es todo. La cuestión no se limita a los Estados Unidos. China, el principal comprador de soja argentina, dio algunas pistas de que estaría atravesando por problemas económicos. Por un lado, la debilidad de su sistema financiero por los créditos irregulares otorgados. También se sospecha de que su moneda, el yuan, podría atravesar turbulencias. El trasfondo es el crecimiento de China: la duda de si su expansión cercana al 10 por ciento anual es sostenible o si en algún momento sufrirá un freno de golpe. Un escenario que nadie quiere imaginar por las graves consecuencias que produciría al mercado mundial, incluida la Argentina.
En ese escenario, y a pesar de los pronósticos, el dólar sube en vez de bajar. Terminó en 2,87 pesos, a pesar de que los exportadores liquidaron 80 millones de dólares, un 50 por ciento más que en las últimas jornadas. En un clima de incertidumbre sobre el contexto internacional, el tipo de cambio dejó de caer. Es una buena noticia para Roberto Lavagna, que hasta hace poco estaba preocupado por la baja del billete verde. Pero, según parece, ahora tendrá otras preocupaciones. Quizá más graves.

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