La creación de un impuesto extraordinario a las empresas con fuertes ganancias que salieron beneficiadas con la pesificación de sus deudas parece una decisión tomada. A pesar de la resistencia inicial de Jorge Remes Lenicov, el ministro envió ayer al Congreso al subsecretario de Ingresos Públicos, Eduardo Ballesteros, para empezar a definir el proyecto con diputados de la Comisión de Presupuesto y Hacienda. En esta instancia, la diferencia entre Economía y los legisladores no es ya si habrá impuesto o no, sino cuál será el destino de los fondos recaudados.
Participaron de la reunión los diputados Jorge Matzkin, Carlos Brown y Horacio González, entre otros. Ballesteros indicó que el gravamen, que se cobraría por única vez, debe aportar fondos para rentas generales, con lo que se cubriría el bache fiscal. Brown, en cambio, sugiere que el dinero se utilice para constituir un fondo fiduciario que dé asistencia financiera a las pymes. Una tercera propuesta es que la recaudación se destine a planes sociales.
Otro punto de discrepancia es a partir de qué monto de ganancias de las empresas se fijará el impuesto. Hay propuestas para que sea de 1, 2 y 3 millones de pesos. En cambio, hay coincidencia en que la tasa del gravamen será del 5 por ciento.