Jue 17.06.2004

ECONOMíA  › ESCASA DEMANDA DE PRESTAMOS PARA VIVIENDA O BIENES DE CAPITAL

Créditos para consumo y a corto plazo

› Por Claudio Zlotnik

No son empresas en busca de inversiones de largo plazo ni familias con planes de mudanza. El perfil de quienes acuden a pedir prestado a los bancos está ligado al cortoplacismo. Son aquellos que vienen demorados con sus consumos, que salieron airosos de la crisis y que han decidido que llegó el momento de ponerse al día. También están reapareciendo aquellos que se endeudan para comprarse el cero kilómetro o, por fin, poder cambiar el auto. En el Banco Central son optimistas: creen que los créditos seguirán en aumento. De hecho, los datos preliminares de lo que va de junio demuestran una expansión más fuerte que la del mes pasado, a un ritmo del 35 por ciento anual.
De acuerdo al informe monetario difundido ayer por la autoridad monetaria, los créditos a empresas e individuos crecieron 670 millones de pesos durante mayo. De ese total, 200 millones correspondieron a líneas destinadas al consumo: 90 millones en préstamos personales y el resto en financiaciones con tarjetas de crédito.
Pese a que el aumento de los préstamos comerciales del mes pasado –de 530 millones de pesos– estuvo íntimamente ligado a que las empresas necesitaron efectivo para pagar Ganancias, en los bancos destacaron que la tendencia positiva excede ese hecho estacional y que hay compañías que se están endeudando para capital de trabajo.
En el Central festejaron también que la recuperación está incluyendo a las líneas prendarias. Desde abril se nota un aumento de unos 15 millones de pesos mensuales, tendencia que, según la fuente, se está repitiendo este mes. Para comprarse un auto, la tasa promedio es del 13,8 por ciento anual (sin contar los costos financieros añadidos).
Si bien el crecimiento económico permite el regreso de los créditos al consumo, los funcionarios sospechan que la reaparición de las líneas de largo plazo, como las hipotecarias, será gradual. Y explican que hay un hecho que le está poniendo trabas a ese proceso: que el plazo de los depósitos es de 43 días, en promedio, y que ante ese fondeo de corto alcance los bancos no se arriesgan a otorgar créditos a largo plazo a costos accesibles. Ni siquiera cuando cuentan con nada menos que 11.000 millones de pesos de liquidez en exceso, según surge del informe del Central. Para acelerar el proceso, el Central dejó de remunerarles a las entidades financieras los encajes que desborden la exigencia oficial.
Otro dato surgido del trabajo refirió a la caída de los plazos fijos. Entre abril y mayo disminuyeron en 414 millones de pesos, totalizando 27.827 millones. En el último año, la baja se acercó a los 3000 millones. La explicación de los financistas refiere a la poca atracción que despiertan en los inversores las tasas de interés. En promedio, el rendimiento de un plazo fijo a 30 días se ubicó en 2,45 por ciento anual. Frente a este panorama, las empresas prefieren colocar su dinero en los fondos de inversión conocidos como “money market”, que no sólo les posibilita contar con la inversión en cualquier momento sino que además evitan pagar el impuesto a los créditos y débitos bancarios.

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