Por R. D.

En forma coincidente, funcionarios de distintas áreas del Gobierno subrayaron ayer en diversas declaraciones públicas que, lejos de haberse interrumpido, la tendencia a la reducción del desempleo sigue siendo firme. Carlos Tomada, ministro de Trabajo, concedió una entrevista a Página/12 a pocas horas de regresar de Ginebra, donde participó de una reunión de la OIT, para dar su evaluación.
–¿Los deja conforme el índice de desempleo del 14,4 por ciento en el primer trimestre?
–Nadie puede estar conforme con los niveles que todavía tenemos de desocupación. En todo caso, lo que mantiene una expectativa favorable es que vemos que sigue el decrecimiento del desempleo y, sobre todo, el crecimiento del empleo. Entonces, la respuesta es que somos optimistas en relación con que este proceso de creación del trabajo se va a mantener.
–¿Se va a mantener porque confían en que el empleo siga acompañando al crecimiento económico y en que éste continuará?
–Se va a mantener, fundamentalmente, a partir de un punto de inflexión en cuanto a las políticas públicas. ¿Se acuerda de las épocas de crecimiento sin empleo? (Refiere a los años ’90.) Eso respondía a un diseño de política económica que, forzosamente, conducía a ese resultado. Hoy por hoy, con políticas orientadas al mercado interno, que hacen base en el consumo, con políticas dirigidas a la inversión y a la obra pública, está claro que hay una decisión del Gobierno de poner el empleo en el centro de la discusión.
–¿Y cuál es la forma de resolver el problema de fondo del desempleo? ¿Mediante políticas de inversión pública, simplemente, o con políticas más activas específicamente para el mercado laboral?
–Las políticas más activas respecto de la estructura ocupacional estarán orientadas, fundamentalmente, a cierto estímulo al empleo privado, dirigido a la inserción de los beneficiarios de planes sociales en el empleo formal. Esta política ya está produciendo resultados importantes. Hay más de 150 mil beneficiarios de planes que han pasado al empleo formal. También en políticas dirigidas a la capacitación y a la formación profesional. Empezamos alguna línea de acción, pero pensamos trabajar y profundizar mucho más esta tarea. La otra tarea, para nosotros central, es el combate al trabajo no registrado.
–Además, hay un problema de distribución del ingreso que está afectando también al mercado laboral...
–Yo creo que justamente el gran problema del empleo no registrado, además del daño individual que significa para cada uno de los trabajadores que se ve privado de sus derechos, es que la existencia de una masa importante de trabajadores en negro dificulta una mejor distribución del ingreso. Por eso, para nosotros, reducir los niveles de empleo no registrado forma parte de las acciones dirigidas a una mejor distribución del ingreso. Hoy por hoy, el ingreso promedio de un trabajo no registrado es cerca del 50 por ciento del registrado. Es cierto que se ha producido una cierta mejora en los salarios en negro, como consecuencia de una suerte de deslizamiento de la política activa de salarios que lleva a cabo el Gobierno. Pero esto todavía es altamente insuficiente.
–¿Cómo combatirá el trabajo en negro, simplemente generando conciencia entre los empresarios o con algún tipo de acción más directa sobre los empleadores evasores?
–Yo creo que es necesario producir un cambio en la cultura del cumplimiento de importantes sectores de empleadores. Y creo que una de las formas, sin lugar a dudas, es que vuelva a existir una inspección del trabajo. Para eso hay que terminar con la impunidad de quienes tienen trabajadores no registrados, creyendo que de esa manera ahorran costos y maximizan ganancias. El otro elemento central, y estamos trabajando con la AFIP en ello, es que se detecta claramente que no es que un empresario tiene simplemente trabajadores no registrados: tiene una economía en negro que incluye al trabajador no registrado. Si acá el funcionamiento de la empresa no incluyera la evasión fiscal, seguramente tendríamos más trabajadores en blanco.
–La baja del costo laboral ha sido el caballito de batalla de sectores empresarios durante años, que así justificaban la evasión previsional. Pero las bajas de aportes nunca fueron buenas para mejorar el empleo.
–Más que el caballito de batalla, diría que ha sido el Caballo de Troya para desfinanciar el sistema de seguridad social.
–Además de decisión política, ¿tiene recursos el Ministerio de Trabajo para retomar esta tarea de inspecciones masivas?
–No los tenía en medida suficiente. Pero una decisión política personal del Presidente ha producido que en estos días se transfiera una importante partida para que la inspección del trabajo empiece a funcionar con la presencia y la contundencia que necesitamos para cambiar esta cultura.
–¿Qué resultados esperan de este accionar?
–Los mejores.