ECONOMíA
› DESEMBOLSO PARA URUGUAY PESE A INCUMPLIMIENTOS
El FMI juega al TEG en el Cono Sur
› Por Raúl Dellatorre
Comprensivo, el FMI autorizó ayer un desembolso de 138 millones de dólares en favor de Uruguay pese a que aún no dio por cumplidos los objetivos de la cuarta revisión del acuerdo contingente (stand by) firmado con ese país. Un portavoz del organismo informó que el incumplimiento de la meta de superávit fiscal al mes de mayo “es realmente mínima” y “no altera la evaluación de la situación fiscal en el marco del programa”.
El canje de títulos asistido por el Fondo de mayo de 2003 y el acuerdo de refinanciación firmado en febrero de este año por 3200 millones de dólares (equivalente a la cuarta parte del PBI del país oriental) hicieron cargo al Gobierno de todos los costos de la reestructuración bancaria (por unos 1300 millones de dólares), lo comprometió a seguir adelante con eufemísticas “reformas estructurales” y le impuso un riguroso plan de aumentos del excedente fiscal (ingresos sobre gasto público). De esa forma, privilegiando el pago a los organismos y a los acreedores privados por sobre las obras públicas y el gasto social, el objetivo es que la relación entre deuda y PBI se vaya reduciendo año a año, del 98 por ciento que acusó en el 2003 a 83 por ciento en 2006, 74 en 2008 y 66 en 2012.
Si el superávit fiscal, en vez de alcanzar al 2,8 por ciento del PBI cada año se planta en el 2,5, la relación deuda/PBI “sólo” descenderá al 90 por ciento en 2008, según las siempre tan precisas proyecciones del Fondo. Y si se cometiera la herejía de mantener los niveles históricos de resultado fiscal y pagos de deuda, la proporción subiría al 102 por ciento en 2008.
Jorge Batlle, presidente de Uruguay, no sólo cumplió a rajatabla, sino que se encargó de ensalzar cuantas veces pudo el rol del FMI y la importancia de brindarse de cuerpo entero a sus requerimientos, por suerte para acreedores, funcionarios de esos mismos organismos de créditos y los mercados de nervios siempre sensibles.
En un año electoral en la vecina orilla, la generosidad con la que el FMI trata a los “amigos” (Batlle) y a los que no lo son tanto pero hacen esfuerzos por comportarse como tales (Lula), contrasta con la pulseada a cara de perro con quienes se insolentan y le enmiendan la plana a los méritos acumulados por el organismo. Casi un mensaje con destinatario fijo: el Frente Amplio de Uruguay, candidato con buena probabilidad de quedarse con el gobierno en octubre.