Vie 24.09.2004

ECONOMíA  › SEGUIRIAN NO OBSTANTE RELEVANDO EXPECTATIVAS

Metas de inflación al freezer

› Por Julio Nudler

¿Nada cambia o cambia todo? Hoy a las 17 conversará la nueva cúpula del Banco Central con los encargados de realizar el REM, Relevamiento de Expectativas de Mercado, que tanto dio que hablar semanas pasadas al publicarse el primer gurúmetro, indicando qué consultores se habían acercado más a la diana respecto de una docena de variables. El ranking desató pujas entre los adivinos y dejó en mala posición a algunos monstruos como FIEL y Miguel Angel Broda. El último hecho notable fue el anuncio de que la Fundación Capital ha resuelto apartarse de la lista de respondentes para no restarle credibilidad.
La decisión caía de madura porque a partir de hoy una troupe de economistas de esa consultora se instalan por un mes en la calle Reconquista para ayudar a quien fue su fundador y jefe, Martín Pérez Redrado. Este paso al costado suscitó en algunos la interrogación acerca de Ecolatina, por su idéntica relación con el ministro Lavagna. En cualquier caso, el batallón de fundacapitalistas que echará anclas en el BCRA piensan decidir dentro de un mes quiénes permanecerán en esta nueva trinchera y quiénes deberán volver a Palermo para atender el boliche.
Por ahora no ha habido decisión de cambiar nada de fondo en el REM, aunque sí producir algunos ajustes menores, de carácter técnico, como por ejemplo resolver si tiene sentido pedir pronósticos sobre el EMAE, Estimador Mensual de Actividad Económica, porque fluctúa tan erráticamente que anticiparlo se torna imposible.
Pero la duda mayor que se cierne sobre el REM es, al mismo tiempo, la del destino del inflation targeting, o metas de inflación, ya que el relevamiento de expectativas cobra real sentido en esa coreografía de universal convergencia respecto de lo que toda la sociedad espera que ocurra con la inflación, las tasas de interés y un puñado de otras variables. Sin embargo, el perfil productivista y poco independiente que el Gobierno resolvió implantarle al BCRA presagia tiempos de anemia para el REM.
Esto sería así porque el inflation targeting es muy criticado por los heterodoxos por subordinar la política monetaria a un objetivo dominante: la inflación. Esto, por ejemplo, puede tornar al Central complaciente con la apreciación de la moneda, sin importarle tanto si el abaratamiento relativo de la moneda extranjera daña las exportaciones y la sustitución de importaciones y, por tanto, el crecimiento. Hasta ahora, la cúpula saliente se había alineado prolijamente con la política de Economía, pero es previsible que la conducción entrante reste énfasis al régimen.
Una importante consultora independiente acaba de emitir un informe coincidente con esta percepción, diciendo que “un régimen estricto de metas de inflación podría limitar el crecimiento económico”. Agrega que ese sistema exige determinados requisitos, como la liberación cambiaria, el libre flujo de capitales, la subordinación de la política fiscal a la monetaria, tasas reales de interés más elevadas que en regímenes alternativos y mayor volatilidad financiera, entre otros. Todo conduce a prever que los nuevos timoneles del ente emisor se inclinarán por una política más flexible.

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