ECONOMíA
Entra Pdvsa, falta saber si Shell sale
Las especulaciones acerca de una probable compra de los activos de Shell por la venezolana crecieron en los últimos días.
Por R. D.
Con el anuncio de la instalación de una oficina comercial de Pdvsa en Buenos Aires esta semana, se amplificaron los rumores sobre un probable acuerdo entre la angloholandesa Shell y la petrolera venezolana por la cesión de los activos en el país (refinerías y red de estaciones de servicio) de la primera a la segunda. El arribo del presidente de Pdvsa, Alí Rodríguez, se produce rodeado de un cúmulo de especulaciones; entre ellas, la eventual asociación entre la petrolera bolivariana y la recientemente propuesta Enarsa, cuya creación podría quedar convertida en ley mañana en Diputados.
Hasta ahora, los directivos de Shell han eludido dar cualquier tipo de precisión acerca de las negociaciones en marcha, salvo las elípticas referencias hechas por su presidente, Juan José Aranguren, un mes atrás. “Shell está llevando a cabo un programa muy activo de gestión de su portafolio de negocios en todo el mundo, y ello incluye sus operaciones de downstream (refinación y comercialización) en Latinoamérica”, afirmó entonces. La decisión de desprenderse de activos en la región fue tomada como derivación de los conflictos que atravesó la compañía en los mercados bursátiles de Estados Unidos y Gran Bretaña, en los cuales mereció además una recriminación de las autoridades regulatorias por haber sobrevaluado sus reservas de crudo en un 20 por ciento.
Shell ya se retiró de los mercados de Venezuela y de Perú, y para muchos analistas sus activos en Argentina constituyen la próxima perla del collar de la cual se desprenderá. Con la devaluación del peso y la fuerte revaluación del precio del crudo, el negocio de Shell en Argentina (refinación y venta de combustibles) dejó de ser rentable frente a las posibilidades de sus competidoras integradas (Repsol YPF y Petrobras). La angloholandesa está obligada a comprar a terceros (en el país o importando) el petróleo que procesa, a precios internacionales. Luego refina y vende combustibles a precios pesificados. Por más que previamente a la devaluación las refinerías hicieron un “colchón” de ganancias aumentando los precios en surtidor significativamente por encima de los costos, el aumento de la paridad cambiaria en un 200 por ciento superó esa previsión.
Tras la devaluación y el alza internacional del crudo, los intereses de refinadoras no integradas y productoras de petróleo dejaron de ser homogéneos. Curiosamente, o no tanto, el fin de la convertibilidad “descartelizó” el negocio petrolero. En ese contexto, el probable desembarco de Pdvsa genera expectativas favorables, si es que se posiciona en el mercado de los combustibles sin el ánimo de lucro inmediato que impulsa la acción de las multinacionales privadas. Ello podría verificarse en muy corto plazo si, efectivamente, la petrolera venezolana accede a la refinería y la red de comercialización de Shell.
“No habría ninguna restricción para que Pdvsa arme su propia red, pero sin duda operar de entrada con las 900 estaciones Shell, bien ubicadas y con clientela propia, es una enorme ventaja”, comentó un especialista en el tema ayer a Página/12. “Si no compra en forma directa, lo puede hacer a través de Enarsa, que en esta instancia sería utilizada como herramienta para adquirir los activos de Shell”, agregó. Si así sucede, Enarsa actuaría como intermediaria de una operación en la cual posteriormente pasaría a ser socia de Pdvsa.