Las ventas de supermercados crecieron en agosto el 1,7 por ciento respecto de julio y el 8,3 por ciento interanual. La mejora fue mayor para los centros de compra (shopping centers), cuyas ventas crecieron el 4,9 contra el mes anterior y el 21,9 por ciento en relación con igual período de 2003, informó el Indec. En ambos casos se trata de cifras desestacionalizadas y a precios constantes, es decir, liberadas de las variaciones de precios y despejadas de los picos de demanda estacional. Estas variaciones representan, sin embargo, un indicio parcial del comportamiento global de la demanda minorista en los rubros involucrados. La razón es la disminución de la participación de los supermercados en las ventas totales.
Luego de haber llegado a representar más de la mitad del consumo total en sus rubros, los supermercados comprenden hoy alrededor del 30 por ciento de las ventas. Además, la reducción del salario real post crisis produjo un cambio en la composición de la demanda: los supermercados son hoy visitados mayoritariamente por los sectores de ingresos medios para arriba. La nueva realidad responde no sólo a los nuevos niveles de precios en las restantes cadenas de distribución, autoservicios y almacenes, contra las cuales los súper perdieron competitividad, sino también a que se convirtieron en un ámbito de consumo preferencial de quienes realizan compras para muchos días, un comportamiento más propio de los sectores de mayores ingresos. La parte de la población con menores recursos, en tanto, recurre más a las compras diarias, lo que significó un beneficio para los comercios más tradicionales, como los autoservicios, en las ciudades, y los almacenes.
Otro dato es que, a diferencia de los años de expansión, los precios de los súper son menos competitivos. Su estrategia de captación por esta vía consiste en publicitar ofertas, pero los trascendidos sobre una posible rebaja del IVA a los alimentos provocaron que los precios de muchos productos aumenten rápidamente en muchas firmas. La única ventaja que conservan las grandes cadenas, que representan más del 80 por ciento de las ventas que releva el Indec, es lo que los especialistas en consumo denominan “amortiguación de las oscilaciones de precios”. Un ejemplo es lo sucedido con el aumento de los valores de la hacienda en pie, que rápidamente se notó en las carnicerías pero que está llegando con retardo a los súper.
En términos de ventas totales a precios corrientes, es decir, la suma del número bruto del total de ventas, agosto marcó un fuerte retroceso contra julio. Según el Indec, las ventas en los supermercados alcanzaron 1.517,8 millones de pesos, una baja del 2,3 por ciento respecto del mes anterior, aunque un 6,6 por ciento arriba en la comparación interanual.
La baja bruta, a pesar de los aumentos de precios, se debió al fin del efecto aguinaldo propio de julio.
Este efecto resultó aún más notable en los centros de compra, que tienen un comportamiento aún más aislado de la demanda global y, por la naturaleza de los productos vendidos, más sujeta a los picos estacionales. Así, las ventas a precios corrientes en los shopping fueron de 242,6 millones de pesos, un 11 por ciento inferiores a las de julio, pero 21,9 por ciento superiores a las de agosto de 2003.
Algunos datos de largo plazo valen la pena ser destacados:
- Las ventas de supermercados a precios constantes comenzaron a recuperarse, con algunos altibajos, a fines de 2002 y actualmente se encuentran en los mismos niveles que a mediados de aquel año, lo que significa que están más de 30 puntos por debajo de los niveles pico de mediados de 2000.
- Los ventas de los centros de compra, en tanto, comenzaron a recuperarse alrededor de abril de 2002, pero ya se encuentran, siempre a precios constantes, en los mismos niveles que en los picos pre crisis, también registrados a mediados de 2000.