La firma de un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea tendrá que esperar más allá del 31 de octubre, fecha estipulada inicialmente. Ese es el panorama que se presenta luego de que ayer el bloque sudamericano rechazara la oferta comercial del Viejo Continente por considerarla sin novedades y “por debajo de los niveles cuantitativos” deseados. La Comisión Europea, en cambio, sostuvo que su propuesta no es insuficiente, sino que corresponde a las ambiciones planteadas por el Mercosur en su última oferta, presentada a finales de la semana pasada.
“La oferta recibida (de la UE), en términos generales, se sitúa en el nivel de lo que ya originalmente había sido formalizado al Mercosur en la oferta presentada en mayo último”, consignó a través de un comunicado la Cancillería brasileña, actualmente en la presidencia pro témpore del bloque regional integrado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay.
La propuesta europea fue recibida ayer y, aunque por el momento se habla de haber realizado sólo una “evaluación preliminar”, las valoraciones de la Cancillería de Brasil indican que será difícil lograr el acuerdo antes del 31 de octubre. “Tal como se presenta, significa hacer concesiones muy grandes por parte del Mercosur, sin la contrapartida necesaria en concesiones equivalentes de la Unión Europea”, agregó en el comunicado.
Pero para los europeos, en respuesta a las consideraciones del Mercosur, y aunque admitiendo además que en un principio tenían previsto ofrecer más, el planteamiento presentado ayer no es insuficiente. El delegado de la Comisión Europea para las conversaciones con los sudamericanos, Karl Falkemberg, reconoció que la UE “ha ofrecido menos” ante las pretensiones del Mercosur. “Nuestra oferta refleja la ambición que hemos constatado en la propia oferta del Mercosur”, lo secundó Arancha González, vocera del comisario europeo de Comercio, Pascal Lamy.
Uno de los temas más espinosos en las negociaciones de los bloques son los porcentajes para la liberación de los productos industriales, ya que Europa pide la eliminación de todos los aranceles de importación a este rubro, mientras el Mercosur mantiene que el tratado “sólo será posible si propicia ganancias para las dos partes”. Falkemberg incluso se quejó de que en un principio la oferta del Mercosur haya sido de liberar un 90 por ciento, mientras que en mayo bajó a 87 y finalmente a 77.
La protección de las indicaciones geográficas europeas en los productos agroalimentarios, punto clave para la UE, también ha sido otro punto caliente en la discusión, así como el tema agrícola. Desde el comienzo de las negociaciones el Mercosur “sólo ha querido agricultura y agricultura”, se quejó Falkemberg, agregando que es uno de los sectores en los que será más difícil que “den su brazo a torcer” los países europeos.