Palabras más, palabras menos, los organismos financieros internacionales volvieron a darle a la Argentina la receta mágica del crecimiento. El Banco Mundial le recomendó que aumente las tarifas de los servicios públicos, y el FMI, que maximice la oferta a los acreedores. Las recomendaciones no le gustaron al presidente Néstor Kirchner. Los funcionarios de los organismos tienen actitudes de esos “patrones de estancia” que “nos dicen lo que tenemos que hacer”, respondió en un acto oficial.
“Cada tanto nos encontramos con dirigentes de organismos internacionales que, como si fueran patrones de estancia, nos dicen lo que tenemos que hacer en el país”, mientras aquí se debaten “las respuestas a los grandes temas nacionales”, consideró el Presidente. Kirchner aclaró que utilizaba el calificativo “patrones de estancia” con “respecto a los estancieros”.
En declaraciones previas a la reunión conjunta del FMI y el BM que se realizará este fin de semana en Washington, los titulares de ambas entidades no se privaron de consideraciones sobre la Argentina. El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, dijo tener “esperanza” en “que las autoridades argentinas presenten algo que permita un beneficio satisfactorio para (las privatizadas) quienes invirtieron” en el país. Es decir, que el Gobierno aumente las tarifas de los servicios públicos. Según el funcionario, esto haría extensiva la esperanza a que las proveedoras “produzcan nuevas inversiones”, sostuvo, ya que “éste no ha sido el caso hasta ahora”, reconoció. El argumento del banquero es que si no se les mejoran las ganancias, las empresas no estarán en condiciones de realizar las inversiones necesarias para un contexto de crecimiento del PIB. El lema del Banco Mundial, esculpido en la entrada de su sede de Washington, es la “lucha contra la pobreza”.
En tanto, el director gerente del FMI, Rodrigo Rato, volvió a reclamar mayores pagos para los acreedores. A su juicio se trata de una condición indispensable para que la Argentina pueda mantener niveles de “crecimiento sostenible”. “El tema de la reestructuración de la deuda es muy importante, y ciertamente debe otorgar a la sociedad argentina la normalización de la economía con los mercados financieros” internacionales, dijo el funcionario desde Washington.
Para el director del FMI, la clave reside en pagar lo máximo posible a los acreedores. Una reestructuración “integral” de la deuda es “el único camino” para que la Argentina retorne a los mercados financieros y “empiece a encontrar una solución más clara para los problemas sociales y económicos a los que el país se enfrentó en los últimos años”, argumentó.
Rato agregó que, “para cualquier acuerdo al que se llegue con los acreedores”, la Argentina necesitará “un marco presupuestario a mediano plazo” que le permita “contar con los recursos necesarios para afrontar la deuda”. No obstante, el economista español aclaró que “el desempeño del presupuesto para este año es satisfactorio”. En los últimos meses, el país ha alcanzado niveles de superávit fiscal tan altos que algunos analistas culpan a esta situación del menor crecimiento registrado de la actividad económica.
El titular del Fondo englobó luego a la Argentina, junto a Brasil, Chile y Perú, en su recomendación para que aprovechen “los crecimientos importantes” que están teniendo para “aumentar sus bases fiscales”. En ese sentido, destacó que estos países “se están beneficiando por los precios del petróleo” y esto “tiene que servir no para aumentar las vulnerabilidades sino para reducirlas, y al mismo tiempo para incrementar la potencialidad de crecimiento de la economía latinoamericana”. Para la Argentina, que no controla su petróleo, los mayores precios no son una buena noticia. Tampoco lo es para países que no exportan el fluido, como Perú, Chile y Brasil.