Aunque Néstor Kirchner pedía no enamorarse de los números, los indicadores de la macroeconomía le siguen dando satisfacciones al Gobierno. Roberto Lavagna corrigió ayer por cuarta vez en el año la estimación oficial de crecimiento del Producto Interno Bruto, para pasarla del 6,5 al 7 por ciento. La mayoría de los consultores de la city e incluso el Banco Central sostienen que la expansión será bastante mayor a lo que estima el Palacio de Hacienda. El propio ministro admitió que el nuevo cálculo es “extremadamente prudente”, pero lo justificó en que “en base a esos números se asumen compromisos” frente al FMI y los acreedores. El segundo anuncio de Lavagna fue que el desempleo cayó en agosto a 13,1 por ciento, desde 13,8 de julio.
Estas dos últimas cifras, sin embargo, son estimaciones preliminares, cuando lo que corresponde es esperar el dato oficial del Indec sobre el trimestre completo. Pero por tratarse de un indicador sensible, el Gobierno se olvida de los cronogramas oficiales de difusión de estadísticas y se apura a entregar información favorable, que muestra una disminución de la desocupación. El subsecretario de Política Económica, Sebastián Katz, aclaró que la caída a 13,1 puntos “indica una tendencia”, pero no necesariamente refleja el nivel actual del desempleo. El número real saldrá de la evolución de todo el trimestre, para lo que resta conocer la evolución de septiembre. Entre abril y junio, la desocupación se ubicó en 14,8 por ciento.
Katz destacó, de todos modos, que hay un “fuerte crecimiento del empleo”. Un informe del Indec lo corroboró en la industria, con una suba del 1,2 por ciento en el tercer trimestre con respecto al inmediato anterior. El aumento fue el más bajo de los últimos siete períodos, pero no habría motivos para preocuparse. “Era previsible por la tasa excepcionalmente elevada de generación de puestos de trabajo entre el segundo trimestre de 2002 e igual período de este año”, señaló el funcionario. En ese lapso, por cada punto de crecimiento del PIB, el empleo subió 1,14 punto. El ritmo cayó a 0,92 en el último año, lo que sigue estando muy por arriba de los niveles de la convertibilidad: 0,26 por ciento en sus primeros años y 0,52 después del Tequila.
En cuanto al desempeño de la economía en su conjunto, el crecimiento de agosto fue del 0,9 por ciento contra julio, repitiendo la performance de ese último mes respecto de junio, según la revisión que presentó ayer el Indec. Anteriormente, el organismo había estimado que julio había subido 0,5 contra el mes anterior. Lo cierto es que la expansión volvió a acelerarse en el tercer trimestre. Agosto mostró un aumento de la actividad del 8,8 por ciento interanual. Y en lo que va del año, la mejora es de 8,6 puntos en comparación con el período enero-agosto de 2003.
En base a estos resultados, el nuevo cálculo de Lavagna de un avance del PIB del 7 por ciento en 2004 es más que moderado. Para que ese fuera el número, la economía debería frenarse por completo en el trimestre en curso. Nada indica que semejante situación pudiera suceder. Más bien los pronósticos de los consultores son optimistas respecto de la evolución hasta diciembre. De allí que proyecten un aumento del PIB del 8 por ciento e incluso algo más en todo 2004.
Katz destacó que la expansión de la economía hasta agosto dejó al PIB sólo 5 por ciento por debajo del record histórico de junio de 1998. A este ritmo, indicó, esa marca se alcanzaría entre julio y septiembre de 2005. Con la corrección a 7 puntos en la proyección de crecimiento para este año, el arrastre estadístico para el próximo “no varía significativamente”, afirmó Katz. Pero admitió que si el avance del PIB fuera de 8 por ciento en 2004, el arrastre sería de 2 puntos para 2005, contra 1,5 punto considerado hasta el momento.
Los sectores con mejor comportamiento en agosto fueron los servicios a empresas –especialmente los profesionales y en el campo inmobiliario– y la industria. Cada uno de ellos explica algo más del 20 por ciento de laexpansión. Después siguieron el agro y el transporte de carga y las comunicaciones.