ECONOMíA
› EL SENADO CONVIRTIO EN LEY EL PROYECTO DE
PRESUPUESTO. EL PJ VOTO DIVIDIDO LOS SUPERPODERES
Un par de discursos, a votar y listo el trámite
No le costó un gran esfuerzo, al menos en la jornada de ayer, al PJ juntar los votos en la Cámara alta para convertir en ley el Presupuesto 2005. Pero debió sufrir deserciones a la hora de votar la cesión de poderes al jefe de Gabinete. Entre otras, las de Cristina Kirchner.
› Por Eduardo Tagliaferro
Con el acompañamiento de bloques unipersonales, el peronismo cedió al Gobierno poderes extraordinarios para reasignar partidas presupuestarias o para, entre otras atribuciones, introducir cambios en cuestiones monetarias. Lo hizo en dos prolongadas y tediosas sesiones que se realizaron en simultáneo en ambas cámaras del Congreso nacional. Las reasignaciones forman parte de las delegaciones contempladas en el Presupuesto del 2005 aprobado en el Senado. Los otros superpoderes están incluidos en la prórroga de la Ley de Emergencia Económica votada en Diputados. Con holgada mayoría en ambas cámaras, los debates fueron un mero trámite. El oficialismo hasta se dio el gusto, en la Cámara alta, de que la santacruceña Cristina Fernández de Kirchner se retirara del recinto cuando llegó el momento de votar, en particular, los superpoderes que se le ceden al jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
El Presupuesto lo votaron en general 41 senadores. Lo rechazaron 25. Cuando puntualmente se analizó los artículos que ceden atribuciones al jefe de Gabinete, los respaldos cayeron a 36. Además de la ausencia de Kirchner, retiraron su apoyo el salteño Marcelo López Arias, el cordobés Carlos Rossi, la bonaerense Diana Conti y los dos senadores del Movimiento Popular Neuquino. A esa altura quedaba en claro que el oficialismo no se iba a mover una línea de lo votado en Diputados. El objetivo: no demorar la sanción de la ley.
La ausencia de la santacruceña tiene su explicación. Hace pocos días la bonaerense Hilda “Chiche” González de Duhalde había chicaneado a la santacruceña diciendo que quería ver qué hacía cuando le tocara “el turno de votar los superpoderes para su marido el presidente Kirchner”. Cuando en el 2002 llegó al Senado la Ley de Emergencia Económica, que también incluye cesión de facultades, la santacruceña votó en contra. Hace pocas semanas, cuando la prórroga llegó a la Cámara alta la santacruceña estaba de viaje por Nueva York. Ayer tampoco estuvo en su banca a la hora de la votación en particular. Algo que sólo se explica por la cómoda mayoría que el peronismo tiene en el Senado.
Los números son tan holgados para el oficialismo que cuando todavía no había comenzado el debate del Presupuesto, el jefe de la bancada mayoritaria, el rionegrino Miguel Angel Pichetto, pidió el cierre de la lista de oradores. No quedaban dudas de que la discusión era un trámite formal. Un requisito. Tanto fue así que se animó a pedir una hora estimativa para la votación. La lista se cerró y una llamada telefónica alertó a las autoridades del cuerpo para que incluyeran a la santacruceña entre los oradores finales. Cuando le llegó el turno, le bastó un gesto para llamarse a silencio.
La defensa del Presupuesto estuvo a cargo del chaqueño Jorge Capitanich. Repasó los números generales de la economía, resaltó que este gobierno estaba superando 17 años de retraso cambiario y 14 de caída del Producto Bruto Interno. Su defensa de los superpoderes fue endeble. Se limitó a decir que otros gobiernos también habían recurrido a ese mecanismo. “Se presenta al Presidente de la Nación como el principal dictador de la historia. Esto es una falacia”, señaló el chaqueño.
La defensa del Presupuesto siguió por parte del salteño López Arias. Claro que se reservó una crítica para la delegación de facultades. El mensaje más claro del oficialismo lo tuvo el santacruceño Nicolás Fernández. Explicó la existencia de los superpoderes por la continuidad del default y la emergencia económica. Luego de recordar la crisis del 2001, con las imágenes del Congreso vallado y rodeado de manifestantes, con la jura de los cinco presidentes en el Salón Blanco de la Rosada, comentó que “Kirchner interpretó los sueños de los argentinos de tener un paísnormal”. Para que no quedaran dudas puntualizó que “todavía faltaba mucho” para tenerlo.
Las críticas las trajeron los radicales, los socialistas y algunos partidos provinciales. “El Presupuesto de la Nación, que es la ley de leyes, se ha convertido en una planilla de Excel, que se le entrega al jefe de Gabinete en un disquete para que reemplace cifras como le parezca”, puntualizó el radical independiente Rodolfo Terragno. Frente a un auditorio raleado, ya que la mayoría se ausentó hasta el momento de la votación, Terragno reconvino al oficialismo advirtiéndole que “el número no gobierna la conciencia, la convicción, los principios, la autoestima de cada uno, y yo espero que con esto hayamos llegado al límite de la tolerancia individual”, concluyó.
En el tramo final, las críticas llegaron de la mano del radical jujeño Gerardo Morales. Reivindicó que en lo peor de la crisis del 2001 habían aportado su grano para la gobernabilidad. “No somos las viudas de Fernando de la Rúa”, retrucó Morales, harto del pase de facturas que el oficialismo le hace por el bochornoso gobierno de la Alianza. Tomó distancia de Elisa Carrió, a quien la describió como “el perro del hortelano porque no hace ni deja hacer”. Cristina Kirchner declinó su turno para hablar. El titular del bloque radical, el misionero Mario Losada, se limitó a advertir a sus colegas de la mayoría “que la soledad del poder no era buena compañera”.
A toda orquesta cerró Pichetto. Con desmesura y con más chicanas que argumentos, embistió con dureza contra todos los que criticaron los superpoderes. La sonrisa con la que Kirchner acompañaba cada uno de los satíricos comentarios del rionegrino daba cuenta de su consentimiento. “Hemos escuchado una concepción rígida, casi jacobina de defensa de la ley y la República”, comenzó. “Hablan de educación y en algunas provincias que los radicales administran, la educación es un disvalor”, dijo para luego blandir un ejemplar del Diario de Río Negro. Comentó que allí destacaban como un logro que el sueldo mínimo de los docentes provinciales había subido a 520 pesos mensuales. “Antes era de 250 pesos casi un plan asistencial. Los radicales mienten”, subrayó. Como el olvido es selectivo, Pichetto, a pesar de ser oriundo de Buenos Aires, no tuvo en cuenta que en la provincia que el peronismo gobierna ininterrumpidamente desde hace 17 años el básico de los docentes es de 262 pesos. Y que por todo concepto un maestro que recién ingresa apenas se acerca a los 400 pesos mensuales. Finalmente, los números ratificaron la mayoría del peronismo. La votación en particular fue un trámite más sencillo aún.
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