Jue 16.12.2004

ECONOMíA  › CUMBRE DEL MERCOSUR

GRANDES GRUPOS EN CONTRA DE PROTEGER A SECTORES SENSIBLES

Para Pagani, se quejan de vicio

El presidente de la Asociación Empresaria Argentina cuestionó los reclamos de los llamados sectores sensibles, que piden protección frente a la competencia brasileña. Con este tipo de cambio, sugirió, no hay justificación para no ser competitivo frente a Brasil. AEA nuclea a varios de los grupos económicos más poderosos del país.

› Por Cledis Candelaresi

“Si con este tipo de cambio no somos competitivos respecto a Brasil..., el mundo es más competitivo aún”, advirtió ayer Luis Pagani, reconociendo que el 3 a 1 es un amparo más que suficiente para la industria local. El comentario aludió directamente a los productores de línea blanca, jugueteros, textiles o fabricantes de zapatos que reclaman salvaguardias para frenar la competencia del principal socio del Mercosur. Una medida con la que la Asociación Empresaria Argentina, presidida por el dueño de Arcor, avala a regañadientes y sólo en la medida en que fuere “transitoria”.
A pesar de que en la negociación con Brasil Argentina insistirá en la posibilidad de acordar mecanismos compensatorios en casos especiales, los funcionarios de Economía y Cancillería saben que aquellos sectores que hoy muestran sensibilidad representan una porción casi marginal del comercio bilateral que, según el criterio de medición que se utilice, oscila entre el 3 y, a lo sumo, el 10 por ciento. El propio Palacio San Martín reconoció que en algunos de esos segmentos “hay problemas de competitividad”, algo que a juicio de las grandes empresas del país nucleadas en AEA podría atribuirse a cuestiones diversas –de escala, entre otras–, pero no al tipo de cambio.
Ninguno de los voceros de una entidad patronal surgida en la última crisis para proponerle grandes líneas de acción al Gobierno se atrevería a sentenciar en público que algunas industrias son directamente inviables. Sin embargo, no dejan de sugerirlo, aunque con las elipsis propia de su cuidado discurso diplomático.
Otro de sus directivos y titular de Unilever, Luis Mario Castro, recuerda con especial estima a un negociador mexicano de los acuerdos de librecomercio, quien trabaja en base a una matriz insumo-producto de cada sector industrial. Ese cuadro sirve para identificar qué industrias pueden competir, cuáles deben reconvertirse en cierto lapso y cuáles (las menos) están condenadas. Un modelo que para AEA debería replicarse localmente.
“¿A quién se le ocurriría competir con los juguetes de madera que diseñan los dinamarqueses?”, se pregunta Castro, reconociendo al país europeo una excelencia en el diseño de esos productos difícil de igualar. Razonando en sentido similar, Pagani apunta que Arcor puede rellenar ahora golosinas con juguetes argentinos en lugar de importarlos desde China, como hacía antes de la devaluación. Presunta prueba de que hay condiciones locales para producir competitivamente.
Más allá del destino de los negocios individuales, AEA reivindica el Mercosur y sostiene que para preservarlo las discusiones tienen que zanjarse entre los privados de cada país. Esta estrategia supone que el Estado sólo intervenga cuando esos pactos de caballeros, como los que Argentina y Brasil celebraron para varios rubros sensibles (línea blanca, televisores, calzados, etc.), son transgredidos.
Otro cantar es China. A los ojos empresarios, los acuerdos comerciales dan una gran oportunidad al sector agroindustrial, pero requieren ir con cuidado, porque cualquier apertura que ofrezca el país asiático podría ser neutralizada con alguna barrera paraarancelaria. El tema fue desmenuzado por una de las comisiones que producen trabajos para la Asociación, de donde surge nítido ese riesgo.
En una reunión con la prensa, la Asociación liderada por Pagani hizo ayer un punteo de algunas cuestiones pendientes para el año próximo, en el que, estima, la economía crecerá entre un 5 y un 6 por ciento. Un punto clave a resolver es la salida del default, cuya extensión dificulta a las empresas el acceso al crédito externo. A juicio de los directivos de AEA, éste sería vital para que aquellos proyectos de 50 millones de dólares para arriba no queden sólo en amague. Otro es alistar el marco regulatorio de los servicios públicos que, a decir de AEA, debería preservar las inversiones para el sector privado. También en este caso honró su estiloformal y cuidado para objetar en forma indirecta la creación de empresas públicas como la energética Enarsa o la aerolínea Lafsa.

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