ECONOMíA
› DESCONFIANZA DE LOS BANQUEROS POR EL CAMBIO FIJO
Los bancos no creen en el 1,40
Los banqueros creen que un nuevo tipo de cambio fijo tendría poca vida, aunque la paridad se establezca en torno de 1,40 peso por dólar, marcando una devaluación del 28,6 por ciento respecto de la actual. En la city sospechan que ese valor sería insostenible y que el “mercado” forzaría una devaluación del peso muy superior. Durante la jornada de ayer, los bancos más importantes de la plaza ejercieron una fuerte presión para evitar la devaluación e impedir que el Gobierno respete los plazos fijos en dólares. No obstante, anoche, una versión oficial daba por segura la pesificación de los créditos inferiores a los 100 mil dólares. Pese al feriado cambiario, los arbolitos del microcentro vendieron ayer dólares a entre 1,50 y 1,80. En Uruguay, las casas de cambio cotizaron el peso argentino a la mitad de un dólar. Hubo empresas que, obligadas a pagar salarios, se desprendieron de dólares a 1,20.
“Si devalúan y nos obligan a devolver los plazos fijos en dólares mientras se pesifican los créditos, les entregamos las llaves de las sucursales y nos vamos de la Argentina. El costo de esta operación superaría el patrimonio del sistema financiero”, alertó el presidente de un banco líder a un grupo de diputados justicialistas. Para convencer con su mensaje, el titular del banco –extranjero– se hizo presente en la reunión con el responsable regional de la entidad.
La escena da una idea de los fuertes lobbies de los grupos económicos. Duhalde tendrá la palabra final cuando reciba hoy en Olivos a los legisladores de su partido, los mismos que lo designaron jefe de Estado.
Diversos financistas consultados por este diario llegaron a la misma conclusión: un dólar a 1,40 permitiría a la Argentina recuperar competitividad en el comercio internacional, principalmente debido a la sensible rebaja de los salarios en dólares. No obstante, existe a la vez coincidencia en que un nuevo tipo de cambio fijo no haría más que insertarle una cuota adicional de incertidumbre a la economía. Es sabido que los banqueros son fuertes impulsores de una dolarización que les asegure mantener el statu quo ganado durante la convertibilidad.
El corralito inmunizó al sistema financiero. Protege a los bancos de una sangría que los llevaría a la quiebra. Sin embargo, esa protección no sería suficiente para evitar problemas. Por caso, el Banco Central ya puso trabas a los traspasos de plazos fijos de un banco a otro, con el objetivo de evitar un “vuelo hacia la calidad” de los depósitos. Anoche, Roque Maccarone, presidente del Central, endureció las normas. Mediante un comunicado, dispuso que los bancos que reciban depósitos nuevos estarán obligados a efectuar un sobreencaje: tendrán que inmovilizar el 112,5 por ciento de los fondos frescos recibidos. Es decir, por cada 100 pesos que reciban como nuevas colocaciones, los bancos deberán girar a una cuenta del Banco Central 112,5 pesos. Además, los banqueros reclaman un doble cerrojo del corralito, impidiendo que los plazos fijos puedan pasarse a cuentas a la vista (cajas de ahorro y cuentas corrientes).
Para evitar un mayor deterioro de los balances de los bancos, el Central avaló ayer que los deudores con moras de hasta 90 días obtengan un perdón de 30 días adicionales para pagar sus cuentas antes de que le rebajen la calificación. Esta medida favorece a los bancos, que deben previsionar pérdidas cuando un deudor incumple con sus pagos.
“Es una fantasía pensar que podemos devolver los plazos fijos en dólares y cobrar los créditos en pesos”, señaló un banquero a este diario. Hasta ahora, los bancos aceptaban respetar los depósitos en dólares para no herir aun más la confianza en el sistema financiero.