La inflación de enero será la más alta en dos años y medio. Fuentes oficiales dijeron a Página/12 que rondará el 1,5 por ciento. Se confirmaría así el recalentamiento que están teniendo los precios en los últimos meses. Además del factor estacional que implica la alta temporada turística, los aumentos más fuertes se dieron en la bajada de bandera de los taxis, en las cuotas de la medicina prepaga y en el Gas Natural Comprimido (GNC).
Si bien todavía queda casi una semana de enero por delante, en el Gobierno saben que la escalada del índice de precios al consumidor de este mes será la más importante desde agosto de 2002. En aquel momento, cuando el dólar llegó a orillar los 4 pesos y la economía recién mostraba una incipiente recuperación después del desastre, la inflación fue del 2,3 por ciento.
No bien se divulgue el índice, los funcionarios intentarán bajar el dramatismo al brote inflacionario. Explicarán que se trata de un hecho excepcional, ante la acumulación de distintos aumentos puntuales en un mismo mes. “El fenómeno no es permanente. Se juntó el factor estacional del primer mes del año, cuando suben los servicios ligados al turismo, y algunos aumentos que no se repetirán en los próximos meses, como los taxis y la medicina privada”, aseguró la fuente oficial a este diario.
El Banco Central previó, en su último informe sobre inflación, que el índice de precios al consumidor (IPC) del primer trimestre se elevará un 2 por ciento. Ante una consulta de Página/12, un funcionario del ente rector confirmó ese pronóstico. “En febrero todo volverá a la normalidad”, señaló. Luego añadió que “no hay ninguna cuestión estructural que nos haga pensar en un cambio en nuestras expectativas”. La suba de los precios durante este mes hará que la inflación interanual se ubique en torno del 7,2 por ciento.
Los economistas de la city creen que habrá que esperar a febrero. Para el mes que viene no se espera ningún ajuste sobre los precios “regulados” por el Estado (tarifas de los servicios públicos) ni de los “administrados” (cigarrillos). Para el Gobierno, el dato de la inflación tendrá un costado político: las centrales sindicales volverán sobre sus reclamos de aumentos salariales.
Para demostrar que no existen tensiones inflacionarias en la economía, en el Banco Central despliegan la batería de medidas que tomaron durante las últimas semanas. Se lanzaron en previsión de una mayor presión sobre los precios. Las iniciativas sirvieron para rescatar buena parte del dinero que la autoridad monetaria había emitido durante el último mes de 2004. En aquel mes, el BCRA intervino en el mercado adquiriendo nada menos que 1400 millones de dólares para sostener el tipo de cambio en medio de la avalancha de divisas comerciales (de los exportadores) como financieros (ingreso de capitales para invertir en bonos y acciones).
Desde varias consultoras de la city advirtieron que semejante incursión, con su correspondiente emisión monetaria, presionaría sobre el nivel de precios. Martín Redrado puso en marcha las medidas y en apenas tres semanas corrigió los desvíos al plan monetario del primer trimestre del año. Cerca del titular del BCRA aseguraron que la esterilización de los pesos emitidos no se contrapone con una economía que viene creciendo en forma vigorosa.
Cuando a comienzos de mes se dieron varios casos de aumentos de precios, el presidente Kirchner advirtió que “el Estado hará lo que tenga que hacer” para detener la escalada. Roberto Lavagna descartó que habría un control de precios. Transcurrido casi todo enero, en el Gobierno aseguran que no hay efecto contagio y que las subas fueron casos aislados, muchos de los cuales se corregirán con el transcurrir del verano.