ECONOMíA
› DESALENTARAN POR LEY TODA EXPECTATIVA
DE MEJORA DE LA OFERTA POR EL CANJE
Ahora, a canjear que se acaba el mundo
El Gobierno jugó una carta fuerte para acelerar las adhesiones al canje. Propuso que una ley limite la posibilidad de realizar una nueva oferta y saque de cotización a los bonos en default una vez concluido el canje. Buscan acuerdo del Congreso para su aprobación urgente.
A pocas horas de que el proceso de canje de la deuda cumpla la mitad del plazo, el Gobierno jugó una carta fuerte. Enviará al Congreso dos proyectos de ley: uno que prohíba una futura mejora en la oferta a los acreedores. El otro, destinado a que dejen de cotizar en las Bolsas internacionales los títulos que están en default. Roberto Lavagna hizo el anuncio anoche en la Casa de Gobierno, con el claro objetivo de acelerar el ritmo de adhesiones al canje. En los mercados extranjeros, las aceptaciones se encuentran en un nivel muy bajo –apenas supera el 4 por ciento del total– y los bancos y fondos de inversión internacionales venían especulando con la posibilidad de una flexibilización de la propuesta.
Lavagna se reunió ayer con Néstor Kirchner, Alberto Fernández y con el titular del bloque del PJ en el Senado, Miguel Angel Pichetto. En ese encuentro se convino que las iniciativas sobre la deuda se remitirán en forma urgente, para que tengan tratamiento durante los próximos días, en las sesiones extraordinarias. Para acelerar el proceso, Lavagna se encontrará hoy con todos los jefes de bloque del Congreso. El Gobierno necesita la sanción de las leyes lo antes posible: el viernes 25 expira el canje, aunque el Gobierno tiene la chance de prorrogar ese vencimiento.
La movida del titular de Hacienda también está relacionada con las dudas que existen entre los grandes inversores internacionales sobre una cláusula de la operación. Esa cláusula afirma que si en los próximos diez años la Argentina mejorase la actual oferta, ese suplemento beneficiaría a todos los bonistas, inclusive a aquellos que ya hayan aceptado la propuesta original.
Los planteos escuchados por los funcionarios que hicieron la gira internacional eran que el país podría flexibilizar la oferta a futuro dejando afuera a los que entraron primero mediante acuerdos “individuales”. No bien se sancionen las leyes, las dudas quedarían despejadas: el Gobierno quedaría impedido de subir la propuesta tanto en forma pública como privada. El texto del proyecto lo dice así: “El Ejecutivo tendrá vedada cualquier tipo de transacción judicial, extrajudicial o privada con los bonistas que no ingresen al canje”.
Queda claro entonces que Lavagna redobló la apuesta. “Siempre dijimos que ésta era la última propuesta, ahora el Ejecutivo lo confirma a través de un proyecto que envía al Congreso de la Nación”, explicó el ministro.
La otra ley que tratará el Parlamento tendrá por objeto “indicarle al Ejecutivo que haga todos los actos administrativos que hagan falta para deslistar de las Bolsas, y los mercados de valores del mundo, los bonos que están en default y son objeto del canje, de forma tal que sólo queden cotizando los nuevos bonos”, añadió Lavagna. Para deslistar a los papeles no hace falta una votación en asamblea de los acreedores sino que es suficiente con un pedido del Gobierno.
A pesar de que el ministro calificó de “normal y satisfactoria” los resultados parciales del canje, la decisión de aumentar la presión sobre los acreedores tiene relación con el pobre resultado logrado en el nivel internacional. Algunos observadores, incluso, critican al ministro afirmando que falló su estrategia de limitar los incentivos al ingreso temprano a los inversores minoristas.
Si bien puede presumirse que los bancos y los fondos entrarán al canje, lo harán recién a último momento: no tienen ningún incentivo por apurarse. Mientras tanto, existe el riesgo de que los pobres balances parciales den lugar a una ola de pesimismo en el mercado que eche a perder la operatoria. Sabiendo de estas especulaciones, el Gobierno jugó a fondo, quizás a la espera de que algunos pesos pesado del mercado hagan trascender su adhesión.
En este juego de presiones con los acreedores, la calificadora internacional Standard & Poor’s le dio una buena noticia al Gobierno. Elevó la nota de la Argentina un escalón, de “default selectivo” a “B”, la misma calificación que existía a principios de 2001, antes del default.Quizás las agencias de riesgo busquen evitar los traspiés del pasado, cuando llegaban tarde con sus evaluaciones. Ahora, en cambio, mejoran la nota antes de que “el mercado hable”.