ECONOMíA
Repsol-YPF pone 129 millones de dólares para asociarse con Enarsa
Ese capital se destinará para la exploración de la plataforma submarina local. El Mar Argentino y sus proximidades son promisorios, si se considera que tienen características morfológicas similares a la del brasileño, cuya plataforma submarina es pródiga en petróleo.
› Por Cledis Candelaresi
Después de entrevistarse con Néstor Kirchner, el titular de Repsol YPF, Antonio Brufau, anunció que invertirá 129 millones de dólares en Enarsa para la exploración de la plataforma submarina local. El compromiso anunciado en la Casa Rosada representa la primera capitalización que tendría la empresa estatal, cuya fórmula de asociación con el sector privado todavía tiene varios puntos misteriosos. Aún así, esa unión parece resultar atractivo: la brasileña Petrobras promete seguir los pasos de su competidora hispana y hoy discute con los funcionarios locales los términos de esa posible integración. Ambas compañías tienen el aliento del proyecto de desgravación impositiva para áreas no exploradas, iniciativa que el Congreso ya comenzó a discutir.
A casi un año de su creación por ley, Enarsa sigue siendo una promesa, con el único capital de las licencias para explotar aquellas áreas no concesionadas a ninguna petrolera privada. Esos permisos constituyen el aporte que haría el Estado, dueño de la mayoría accionaria, en las futuras asociaciones. Cómo se repartirá luego el negocio, en caso de que éste realmente se concrete con el hallazgo de hidrocarburos, es una cuestión a definir en cada caso, y que resultará de una negociación particular, ya que no hay, por ahora, regla que lo estipule.
“Estamos buscando dominio minero. Si lo conseguimos, vamos a explorarlo y, si encontramos petróleo o gas, desarrollaremos las reservas e invertiremos más”, se entusiasmó ayer Brufau, para quien los 129 millones de dólares y los 300 ó 400 técnicos universitarios que la empresa se dispone a incorporar para las actividades de búsqueda, son apenas el comienzo. Si el hallazgo es exitoso, podría haber una lluvia de dólares, sugirió.
El aporte estatal para este tipo de emprendimientos no se limita a ceder el derecho a explorar el subsuelo, un atributo que hasta ahora, es oneroso (las productoras pagan un canon). También habrá un sacrificio fiscal a través del régimen que, entre otras prerrogativas, promete otorgarle a las petroleras la devolución automática del IVA sobre los bienes de capital importados (que serán ingresados sin arancel en caso de que no se produzcan localmente) y el aval para amortizarlos aceleradamente, recurso que permite disminuir el pago de Ganancias. Como contrapartida, esas actividades de riesgo deben encararse a través de Enarsa.
Según imaginan algunos legisladores justicialistas, a aquellos beneficios tributarios precisados en un flamante proyecto de ley que giró el Poder Ejecutivo podría añadirse en el futuro la posibilidad de fijar un precio mayor para los hidrocarburos “nuevos”, idea familiar a varios empresarios del rubro. El escollo técnico es que esa diferencia difícilmente pueda lograrse por otra vía que la de descontar impuestos sobre el gas y el petróleo encontrado.
En su ambicioso proyecto de invertir en la Argentina 6500 millones de dólares hasta el 2009, Repsol prevé aquella porción relativamente modesta para la exploración off shore, que por sus dificultades obvias resulta bastante más cara que la que se realiza en territorio firme, salvo que se trate de un hosco e inaccesible territorio andino. Según calculan los entendidos, un pozo submarino puede costar alrededor de 20 millones de dólares, contra 3 de otro en una localización más amigable.
Pero el Mar Argentino y sus proximidades son promisorios. En particular, si se considera que tienen características morfológicas similares a la del brasileño, cuya plataforma submarina es pródiga en petróleo. Una prueba de esto es el exitoso trabajo de Petrobras, especialista en este tipo de explotación. Tanto es así es que hombres allegados al Presidente, y entusiasmados con la idea de priorizar el capital regional, comenzaron a fantasear con un plan estratégico de mediano plazo en el que Repsol podría retirarse legando su capital a la trasnacional de Brasil. Por ahora, lo cierto es que esta firma mantiene en privado el interés proclamado en público de vincularse a Enarsa, aunque en términos aún no precisados. En su encuentro con la prensa, Brufau comentó que el proyecto de Repsol YPF también se extiende a “cuencas sedimentarias inexploradas en el interior del país” y a la producción de “más cantidad de gasoil”. Palabras que suenan bien a los oídos de cualquier funcionario previsor que tenga en claro la dimensión de la posible crisis energética.
El balance de la Transportadora de Gas del Norte difundido ayer consigna un dato global que da apenas una pista del problema: el año pasado la demanda de gas creció un 8,1 por ciento, mientras que la producción de ese carburante subió sólo un 1,4. Una brecha que en parte, se explica por la falta de inversiones para sumar reservas, algo a subsanar vía Enarsa.