El ministro de Economía, Roberto Lavagna, recibirá hoy a sus colegas de Brasil, Antonio Palocci, y de Venezuela, Nelson Merentes, con quienes tratará la agenda de las reuniones del Grupo del Mercado Común que se realizará en Asunción, a partir del próximo 16 de junio y de la cumbre de presidentes, prevista para el 20. Aunque los temas a tratar son amplios, entre ellos la creación de un Banco Sudamericano y la crisis boliviana, los puntos más álgidos prometen ser las discusiones por las diferencias comerciales entre la Argentina y Brasil, un problema que no logró resolverse en el reciente encuentro entre los presidentes de los dos países.
Siempre atravesado por los conflictos entre sus dos socios mayores, el Mercosur no pasa por su mejor momento. La Argentina está decidida a no resignar su reindustrialización y planea no dejar librados a su suerte a los sectores que, como textiles, calzados y línea blanca, apuntalaron la recuperación de las manufacturas industriales. Cada vez más cómodo en su posición de grandote del barrio, Brasil tiene puestos sus objetivos en su inserción internacional individual, sin que la preocupación por el destino de su socio argentino sea un freno real. La gran industria concentrada en la región paulista no parece dispuesta a aceptar barreras a sus ventas a la Argentina. El sector se encuentra cada vez más afianzada como uno de las principales apoyos, junto al capital financiero, de la alianza que mantiene la gobernabilidad del Partido de los Trabajadores.
En este contexto, más que en los problemas del subcontinente, la agenda estará centrada en la propuesta de control comercial que Roberto Lavagna dejó en su reciente paso por Brasilia.
Mañana el ministro se encontrará a solas con Palocci para tratar las propuestas sobre las “cláusulas de protección transitoria” para evitar lo que los industriales locales llaman “invasión de productos brasileños”. Brasil se resiste a aplicar este tipo de mecanismo, resistencia impulsada por el ministro de Desarrollo, Luiz Furlan.
Según fuentes oficiales, los ministros analizarán la creación de un banco de países sudamericanos, que podría surgir de la fusión de la Corporación Andina de Fomento (CAF), brazo financiero de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), y del Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (Fonplata), integrado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia.
De acuerdo con fuentes brasileñas, también se tratará la sucesión en la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que en septiembre dejará vacante el uruguayo Enrique Iglesias. La cuestión ya fue planteada por el gobierno de Lula, que pretende que el próximo titular del BID sea uno de sus actuales directores, el brasileño Joao Sayad. Fuentes oficiales argentinas advirtieron que el nombre del sucesor de Iglesias es todavía una cuestión a negociar.