Los mismos sectores que la década pasada presionaron por la privatización del Banco Nación, ahora lo ven convertido en el socorrista del sistema financiero que ayudaron a construir. Ese sistema se derrumba y la entidad oficial está allí para amortiguar las consecuencias. Además de administrador temporario de los bancos Suquía, Bisel y Bersa (Banco de Entre Ríos SA), el Banco Nación se prepara para nuevas absorciones. Fuentes oficiales anticiparon a Página/12 que esta semana otros dos bancos de origen extranjero, el Société Générale (francés) y el Sudameris (italiano) se retirarían del país. El Ministerio de Economía y el Banco Central adoptarían la misma solución que la utilizada para el grupo de bancos que operaba el francés Crédit Agricole, a los cuales el Gobierno les está buscando comprador, todavía sin mucho éxito.
“Si bien el sistema financiero está en crisis, en perspectiva no se vislumbra que muchos más bancos tengan dificultades”, había dicho por la mañana el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, intentando bajar los decibeles a la histeria por la caída de tres entidades financieras. También descartó que el Gobierno tenga intención de nacionalizar la banca. Lo mismo dijo el ministro de Economía, Roberto Lavagna, para quien “se hizo lo que se tenía que hacer”, al ordenar al Nación que administre los bancos abandonados por el Crédit Agricole. Ahora se apelaría al mismo mecanismo para salir en rescate del Sudameris y el Société Générale.
El Sudameris tiene como accionista mayoritario al italiano Atlantis, con el 79,9 por ciento. Su presidente es José María Dagnino Pastore, ex ministro de Economía del dictador Roberto Viola. Hace semanas que circulan rumores sobre la continuidad del banco, pero hasta ahora habían quedado en meras especulaciones. Sin embargo, altas fuentes del Gobierno revelaron a este diario que “los italianos se irán del país” y que “el Nación se hará cargo” de la administración de sus 97 sucursales por un tiempo.
El anuncio formal de un nuevo alejamiento de un banco extranjero se concretaría esta semana, de acuerdo con los mismos informantes. En cambio, respecto del Société Générale indicaron que existe alguna posibilidad de que la resolución de su caso demore algunos días más. La entidad francesa dispone de 65 sucursales en Argentina.
En el Banco Central prefirieron guardar silencio sobre la situación de esos bancos. “El directorio todavía no tomó ninguna decisión, lo cual no quiere decir que no lo haga en los próximos días”, fue lo único que mencionó un encumbrado funcionario de la autoridad monetaria. En cuanto al futuro del Bisel, el Suquía y el Banco de Entre Ríos, el funcionario admitió que parece complicado encontrarles compradores en el corto plazo. Su pronóstico es que el Nación deberá estar listo para administrarlos durante varios días, e incluso semanas, antes de que prospere alguna negociación o se decida su liquidación y desguace. “Las pocos que mostraron interés ofrecieron chaucha y palitos”, describieron cerca de Mario Blejer.
El Banco Macro acercó una propuesta por el Banco de Entre Ríos, que fue desechada porque “quieren comprar sin poner plata”. Es decir, los posibles adquirentes pretendían que el Estado asumiera los pasivos del Bersa. Ante el rechazo oficial, el Macro desistiría de la operación sin elevar una nueva propuesta. Otro de los bancos que se mencionó como interesado en quedarse con parte de las entidades caídas es el Credicoop, pero la versión fue rápidamente desmentida. Quedarían en pie los bancos Patagonia (ex Banco de Río Negro) y el Comafi. El Nación también podría conservar algunos de los activos que le tocó administrar.
En el banco público están convulsionados por el trabajo extra que les tocó asumir, y dicen que no podrán hacerlo por mucho tiempo. Y menos todavía si se concreta la partida del Sudameris y del Société Générale. Una alternativa es que pasado un plazo prudencial para negociar comprador para el Suquía, el Bisel y el Bersa, si no se llega a algún acuerdo elNación se quede con algunas sucursales, en medio de un proceso de desguace. El Central podría disponer el cierre de las sucursales no solicitadas por otros bancos. Esa sería la peor de las soluciones, entre otros motivos, por la pérdida de numerosos puestos de trabajo.
El Bisel y el Suquía volverán a abrir mañana al público bajo la administración del Nación. En cambio, el Banco de Entre Ríos se mantuvo ayer en operaciones. Los gobernadores de Santa Fe, Carlos Reutemann, y Córdoba, José Manuel de la Sota, expresaron su preocupación por la situación de dos entidades líderes en sus provincias, que le terminaron cargando el problema sobre las espaldas del gobierno nacional. Es muy probable que esa situación se repita.