Mar 21.05.2002

ECONOMíA

¿Cuál ha sido el costo de la extranjerización?

Un reciente informe del Indec, que adelanta en exclusiva Página/12, sobre el comportamiento de las principales 500 firmas revela la elevada concentración y ganancias monopólicas de esa elite.

› Por Claudio Scaletta

El modelo económico de la década del ‘90 dejó como resultado una estructura productiva caracterizada por la concentración y la desnacionalización de las principales empresas. Así lo muestra un reciente trabajo del Indec, que adelanta Página/12, sobre el comportamiento de las 500 principales firmas durante el 2000, cuando las privatizadas en manos extranjeras llegaron a concentrar el 86,3 por ciento de las ganancias. El inmenso poder de lobby de estas firmas se traduce hoy en presión local y sobre todo internacional sobre el gobierno de Eduardo Duhalde. Frente a la imposibilidad de seguir girando al exterior el mismo nivel de utilidades en dólares, muchas de esas compañías amenazan con abandonar o deshacerse de sus filiales locales, una realidad poco propicia para el inicio de cualquier reactivación. En este contexto, se verificaron fuertes aumentos de la productividad laboral con caída del empleo, una disminución de la participación de los asalariados en el valor agregado y una significativa baja de las contribuciones patronales y la inversión.
Concentración y renta
El trabajo del Indec sobre las 500 empresas no financieras más grandes del país muestra que la concentración fue muy fuerte también en el interior del grupo. Así las cuatro primeras firmas –que en realidad son tres, puesto que una de ellas, la española Repsol YPF, fue dividida en dos para su análisis, una minera y otra industrial– generaron el 22 por ciento del valor agregado, pero el 46,7 por ciento de la ganancia. El diferencial entre lo producido y lo ganado confirma la existencia de rentas monopólicas. Las cifras muestran también que estas rentas son casi exclusivas de las empresas más grandes. Si se consideran las primeras 100 del grupo, el valor agregado alcanza al 70,7 por ciento y las ganancias al 80,3. Si se extiende a las primeras 200, los guarismos son 83,3 y 90,9, respectivamente.
Extranjerización
A partir de 1993 y durante toda la década se produce “una acentuación del proceso de desnacionalización”. Esto es así cualquiera sea el agregado macroeconómico que se observe, el origen del capital controlante de las empresas, el valor agregado producido y las utilidades generadas. Así, mientras en 1993 de las 500 principales firmas 280 empresas eran de capital nacional y 220 extranjeras, en el 2000 esta relación había pasado a 314 extranjeras frente a 186 nacionales.
En términos de valor agregado el salto fue mayor. En 1993 las nacionales producían por un equivalente de 11.669 millones de pesos, mientras que las extranjeras lo hacían por 18.990 millones. En el 2000 la relación pasó a 7588 millones las nacionales y 36.659 millones las extranjeras.
Pero la diferencia más significativa se produjo en términos de ganancias. Mientras en 1993 las firmas de capital nacional registraron ganancias de 2455 millones y las extranjeras 4231, en 2000 esta relación fue de apenas 365 millones para las nacionales contra 7284 de las extranjeras.
En otras palabras, aunque por origen del capital alrededor del 63 por ciento de las principales firmas son extranjeras, estas empresas absorben más del 95 por ciento de las ganancias.
Auge de las privatizadas
Si se aísla dentro de las primeras 500 más importantes el comportamiento de las firmas privatizadas y concesionadas –es decir aquellas que alguna vez formaron parte de los activos estatales, principalmente servicios públicos y petróleo– los resultados son reveladores. Según la EncuestaNacional de Grandes Empresas, entre 1993 y 2000 las privatizadas pasaron de 62 a 84 firmas. En 1993 el valor agregado de las privatizadas alcanzaba a 9950 millones frente a 20.716 de las restantes firmas. En 2000 el producto de las privatizadas prácticamente se duplicó hasta los 19.159 millones. Las no privatizadas, en cambio, crecieron apenas una cuarta parte hasta los 25.088 millones.
Dado que la mayoría de las privatizadas lo fueron a manos del capital extranjero, en términos de ganancias se produce un salto similar al registrado para las firmas extranjeras. La diferencia reside en que para el caso de las privatizadas resulta más evidente la captura de rentas monopólicas. Mientras que en 1993 sus utilidades sumaron 2792 millones, frente a 3894 millones del resto de las firmas, en 2000 sus ganancias ascendieron 6600 millones, disminuyendo a 1050 millones para el resto.
La explicación central de este fenómeno, que expresa el costo para el país de haberse desprendido de uno de sus principales activos estratégicos, está dada por el petróleo. Al “desarmar” sectorialmente la ganancia de las privatizadas –en el parte del informe que trata la “utilidad por origen del capital según actividad principal de la empresa”- se observa que las ganancias de las firmas con participación extranjera en el sector “minas y canteras” –donde se encuentra el petróleo– sumaron 4052 millones, en tanto que “Electricidad gas y agua”, más “Comunicaciones” –donde se encuentra el grueso de las restantes privatizadas– sumaron 2068,4 millones.
En otro orden, las privatizadas mostraron también un comportamiento singular a partir del inicio de la recesión en 1998. Mientras todos los agregados macroeconómicos, como la inversión, el producto y los salarios, comenzaron a disminuir, sus utilidades, luego de leves retracciones en 1998 y 1999 (4400 y 4450 millones respectivamente) dieron un salto de casi el 50 por ciento hasta llegar a los citados 6600 millones. El resto de las empresas, en cambio, mostró retracciones en sus ganancias desde los 3894 millones de 1993 hasta 1050 en 2000.
Regresividad del ingreso
A pesar del aumento del producto, la cantidad de trabajadores ocupados por las principales empresas pasó de 607.000 en el ‘93 a 556.000 en 2000. Y aunque se observa un incremento del salario medio (vinculado en parte a la caída del nivel de ocupación) que pasa de 1355 a 1664 pesos durante el período, la participación de los asalariados en el producto de esa elite empresaria disminuyó del 46,4 por ciento en 1993 al 32,3 por ciento en 2000. Lo mismo sucedió con una parte importante del “costo laboral”; las contribuciones patronales disminuyeron del 24,9 por ciento en 1993 al 15,8 por ciento en 2000. En el sector de las privatizadas, en tanto, el empleo pasó de 92 mil trabajadores en 1993 a 97 mil en 2000, aunque luego de alcanzar en 1998 un pico de más de 100 mil.
Caída de la inversión
La Inversión Bruta Fija mostró durante todo el período bajo análisis un comportamiento ascendente hasta el inicio de la recesión, cuando comenzó a caer para terminar a niveles similares a los del inicio del período. Así, la IBF pasó de 9632 millones en el ‘93 a 9730 millones en 2000. Sin embargo, el comportamiento vuelve a ser diferenciado cuando se discriminan las privatizadas. Aquí la IBF guarda una relación inversa a las utilidades. Las privatizadas que más ganaron pasaron de invertir 6243 millones en 1993 a 4954 en 2000, mientras que las restantes empresas pasaron de 3390 millones a 4776, respectivamente.

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