El Banco Central se vio obligado a realizar una fuerte intervención para bajar el dólar. Según voceros de la entidad monetaria, la venta trepó a 60 millones de dólares, con lo cual la inyección del BC totalizó 100 millones en dos días. No obstante, financistas consultados por Página/12 sugirieron que la intervención de ayer fue más importante que lo admitido oficialmente, y que habría resultado de entre 70 y 90 millones de dólares. La operación permitió que en el mercado mayorista, el dólar terminara a 3,40 pesos para la venta contra 3,54 del día anterior. No obstante, en el segmento “por cuenta y orden” del Central, el dólar cerró a 3,32 pesos para la compra y 3,42 para la venta, 12 centavos por encima de la jornada anterior. Frente a la necesidad de aumentar sus reservas, el Gobierno lanzó una ofensiva contra los exportadores.
A media mañana, la jornada financiera había comenzado caliente. El dólar “oficial” había picado hasta 3,50 pesos, mientras que el mayorista rozaba los 3,70. El libre, en cambio, quedó estabilizado en torno de los 3,60 en línea con la jornada anterior. La decisiva intervención de la autoridad monetaria enfrió el mercado. A las 13.20, el Central bajó de 3,50 a 3,45 el dólar “oficial”, y a las 14.40 lo llevó a 3,42.
En el Central aseguran que existe la decisión de mantener al dólar en los niveles actuales. Y que esa posición fue percibida por los banqueros, que aceptaron Letras del BC a una tasa más baja que la semana pasada: 80 por ciento anual para la emisión en pesos (contra 99 por ciento de la última colocación) y del 19 por ciento anual en dólares (contra 24 por ciento). Pero ante la preocupación por la utilización de reservas para defender al peso, tanto Economía como el Central y la AFIP anunciaron medidas para presionar a los exportadores. El Gobierno necesita que éstos liquiden sus divisas en la plaza financiera local para incrementar la oferta de billetes y disminuir la presión cambiaria.
Mediante una resolución, la AFIP dictaminó que no se les acreditarán los reintegros a los exportadores que no liquiden sus divisas en los bancos locales. Tampoco se abonarán las deudas acumuladas por el “factor de convergencia”, que rigió hasta la devaluación. La AFIP, además, ya giró a Economía un borrador de decreto para que la devolución del IVA también quede atada a la entrada de divisas. La decisión fue tomada durante una reunión mantenida por el equipo económico.
Según las cuentas del Gobierno, existe una diferencia de 4700 millones de dólares entre las exportaciones declaradas en lo que va del año y las liquidaciones de divisas contabilizadas por el Banco Central. De ese total, 3226 millones debieron liquidarse durante el primer trimestre del año, y el resto –unos 1500 millones– entre abril y este mes. “Este incumplimiento hace que el dólar aumente y se incrementen los precios, con el perjuicio que esto significa para la gente”, señaló Alberto Abad, titular de la AFIP.
La flamante norma de la AFIP permitirá cruzar diariamente los datos del Banco Central con los de la Aduana. De esta manera, aseguran en el Gobierno, podrá obligarse a los exportadores a traer sus dólares a la Argentina. La operación quedará desbloqueada cuando a la venta le corresponda el ingreso de divisas. Al respecto, los empresarios no tardaron en quejarse. “Es totalmente incorrecto vincular las cuestiones fiscales con las cambiarias”, aseguró Enrique Mantilla, presidente de la cámara exportadora.
En su defensa, los exportadores agrícolas argumentan que la mayor parte de sus operaciones se realiza con prefinanciación. Es decir, los compradores extranjeros les depositan los dólares en cuentas del exterior antes de recibir la mercadería. A medida que esto sucede, los exportadores reciben el dinero que es utilizado para comprar los granos que se envían afuera, por lo cual no habría espacio para fraguar las operaciones. “Existe una gran confusión del Gobierno. Le están echando la culpa de la suba del dólar a un fantasma porque los funcionarios no entienden el negocio exportador”, señaló, enojado, un empresario a este diario. La granpreocupación en el Gobierno radica en que está por terminar la cosecha gruesa y en la segunda parte del año caen las ventas al exterior.