ECONOMíA
› EL PLAN FENIX APUNTA A AMPLIAR Y RENOVAR SUS PROPUESTAS
El modelo del Segundo Centenario
Con un seminario multidisciplinario, con 57 paneles y más de 300 exposiciones, el Plan Fénix avanza hacia objetivos más ambiciosos.
A casi 4 años de su lanzamiento oficial, en septiembre de 2001, el proyecto estratégico de la Universidad de Buenos Aires Plan Fénix inauguró un seminario en el que buscará renovar y ampliar sus propuestas. Su objetivo es llegar al Segundo Centenario con un nuevo modelo de país bajo el lema amplio de desarrollo con equidad. En esta oportunidad las áreas de debate superarán las cuestiones estrictamente económicas para extenderse en 57 paneles en los que expondrán más de 300 investigadores de todas las facultades de la UBA, así como representantes de la política y de la sociedad civil.
En el acto de lanzamiento de las jornadas que se realizarán entre hoy y mañana en la sede la Facultad de Ciencias Económicas y que concluirán el viernes, con las relatorias de las áreas temáticas y el acto de cierre en la Bibioteca Nacional, el decano de la Facultad de Ciencias Económicas, Carlos Degrossi, destacó la capacidad de la Universidad de devolver a la sociedad, en forma de investigación y propuestas, los recursos que recibe. Recordó también que a pesar de la reestructuración de la deuda, el país continúa debiendo 149 mil millones de dólares y que resulta inaceptable la indigencia cuando se producen diez veces más alimentos de los que necesitan para alimentar a toda la población. “En el país de los excedentes agrícolas no puede haber hambre”, afirmó. “Es esta realidad la que por sí sola justifica un nuevo modelo de desarrollo respaldado por una amplia coalición social”, concluyó el decano.
Jorge Schvarzer, quien habló en nombre del Plan Fénix, destacó la necesidad de construir un país en el que los frutos del crecimiento lleguen al conjunto de la población. “Un desarrollo que no se reparte no es tal”, afirmó. Haciendo una síntesis de la historia económica argentina, Schvarzer describió 3 modelos “con elementos muy claros”. El de la economía primaria exportadora, hasta 1930, de naturaleza extractiva, “cuando la Argentina vivía no del esfuerzo de sus hijos, sino de sus condiciones naturales” sin que se piense en inversiones futuras que reproduzcan la riqueza, modelo del que algunos sectores guardan una “imagen melancólica”. Luego entre el año ’30 y el ’75, como respuesta a la necesidad de sustituir importaciones, se desarrolló un modelo industrial que comenzó a integrar a la sociedad. Un período en el que a pesar de la lentitud de su desarrollo, los salarios de los trabajadores duplicaban a los actuales y se produjeron verdaderas mejoras en el nivel de vida de la población, explicó. En este contexto llegó el golpe del ’76, que indujo un quiebre a sangre y fuego de un modelo que, “con sus limitaciones y lentitud”, funcionaba, destacó. En adelante y hasta el presente, “pues todavía persisten sus secuelas”, se instauró el modelo “de la apertura importadora con endeudamiento externo”. Esquema que ya en 1981, “con una deuda externa en términos relativos similar a la actual”, comenzó a mostrar sus restricciones. Los ’80 fueron de transición y renegociación del endeudamiento y los ’90 de la conocida vuelta de tuerca que condujo a los actuales resultados y que exige “la formulación explícita de un nuevo modelo, el que el Fénix intenta formular y proponer”, concluyó.
El titular de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, Julio H.G. Olivera, enfatizó los nexos entre Economía y Educación. La economía, al igual que las restantes ciencias sociales, se nutre en la controversia, necesita de la diversidad, explicó. Pero existe un núcleo sobre el cual concurren todas las escuelas de pensamiento económico, antiguas y modernas: la importancia crucial de la educación como base y fuerza motriz del crecimiento de la economía. Educar, afirmó Olivera, es enriquecer, pero también es civilizar. Aun en el campo estrictamente económico, sostuvo, es necesario distinguir entre los fenómenos del crecimiento, desarrollo y progreso. “Un país puede crecer sin desarrollarse, y puede crecer y desarrollarse sin progresar”, consideró. Cuando el Plan Fénix define como objetivo el desarrollo económico con equidad, sintetiza los tres fenómenos: el aumento de la producción, la mayor y mejor utilización de los recursos productivos y el bienestar para todos. No menos importantes que los efectos económicos de la educación son los efectos educadores positivos o negativos del sistema económico. El mercado, resumió Olivera, “forma y educa mercaderes, no me refiero a los comerciantes, sino a las personas animadas por una visión mercantil de la vida, dispuesta a hacer negocio del negocio”. Aquí, “el sistema educativo puede contrarrestar estas deformaciones”, concluyó.
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