ECONOMíA
› EL COSTO DE VIDA SUBIO 1 POR CIENTO EN JULIO
Luces y sombras del índice
Como anticipó Página/12, la inflación en julio fue del 1 por ciento, menos de lo esperado. Alimentos, alquileres, expensas y turismo lideraron las subas de precios. Los miedos de Lavagna.
› Por Maximiliano Montenegro
Como adelantó este diario, la inflación de julio fue del 1 por ciento, menor a lo esperado por los consultores privados que hablaban de un índice de hasta 1,5 por ciento. Las cifras del Indec también confirman que los rubros alimentos y bebidas, alquileres y expensas, y “esparcimiento” –vinculado con los servicios turísticos– lideraron las subas de precios. En los primeros siete meses del año, el IPC acumula 7,2 por ciento, por lo que para alcanzar la meta oficial de 10,5 por ciento anual los índices de los próximos cinco meses deberán estar bien por debajo del de julio.
Los números difundidos por el Indec contienen un elemento positivo adicional. Como las mayores subas de precios se notaron durante la primera mitad de julio, mientras que en las últimas semanas esos incrementos se frenaron, el “arrastre estadístico” para agosto sería muy bajo, por lo que el pronóstico oficial para este mes es bastante favorable.
Como sea, una vez más la remarcación en alimentos y bebidas (1,2 por ciento) por encima del promedio pellizcó el bolsillo de las familias más humildes. En julio, además de la estacionalidad propia de ciertas verduras –como el choclo, que se encareció 26 por ciento–, los aumentos estuvieron motorizados por productos sensibles de la canasta básica: quesos (5,3 por ciento); pollo (4,1 por ciento); pescado (2,7 por ciento); y pan (3,6 por ciento).
A principios de la semana pasada el Gobierno aplicó retenciones a las exportaciones de leche y quesos, para disciplinar los precios internos de esos productos. Pero hasta ahora no hay señales de que las empresas lácteas hayan dado marcha atrás con los ajustes que impusieron a sus clientes hace quince días. En cuanto a los pollos, el salto en los precios de julio se suma a las remarcaciones (7,5 por ciento) de junio. El equipo económico cerró días atrás un nuevo acuerdo con los productores para poner un tope a los precios (4 pesos el kilo en los supermercados), pero según fuentes del sector se estaría cumpliendo en la cadena de comercialización.
Los ajustes en los servicios turísticos (11,5 por ciento) responden a la estacionalidad propia de las vacaciones de invierno, lo que arrastró a todo el rubro “esparcimiento”. Mientras que todos los gastos relacionados con la vivienda, incluido alquileres, crecieron 1,8 por ciento en julio y acumulan casi 14 por ciento entre enero y julio.
Además, las expensas siguen pum para arriba: en lo que va del año ya aumentaron más del 22 por ciento. Como se recordará, el mes pasado Lavagna disparó la polémica al apuntar a los sueldos de los porteros como la causa de la escalada del índice general de precios. Sin embargo, más allá de la peculiar interpretación del ministro, en julio, antes que los salarios de los encargados estarían incidiendo sobre las expensas otros gastos, como los ajustes en luz, gas (los consorcios pagan como usuarios comerciales), reparaciones y mantenimiento.
No hay nada que desvele más a Lavagna que el juego de las expectativas. El ministro teme que el “reacomodamiento” de precios del que habló Kirchner –en referencia al atraso de los salarios y del valor de los servicios, desde la peluquería y los profesionales hasta las tarifas públicas– termine en una indexación generalizada de la economía. Ello podría ocurrir si se creara la impresión de que “todo aumenta”, y ante la recuperación de la demanda cada sector se lanzara a remarcar con el diario en la mano, sin importar la evolución de sus costos.
Después de las elecciones, el descongelamiento de las tarifas de servicios públicos para los usuarios domiciliarios contribuirá a echar leña a esa hoguera de las expectativas.
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