ECONOMíA
› POLEMICA POR DECISION DE LIMITAR EL PESO DE BOVINOS PARA FAENA
Industria a favor, ganaderos en contra
El anuncio del Gobierno de establecer, a partir de noviembre un peso mínimo de 300 kilos para la bovinos destinados a faena, medida que persigue el aumento de la oferta de corto plazo y de la producción en el largo, fue respaldada por la industria frigorífica y criticada por las entidades que representan a los productores agropecuarios y a los carniceros.
El presidente de la Sociedad Rural Argentina, Luciano Miguens, consideró que los precios bajos no deben ser fruto de “regulaciones y prohibiciones”, sino de “incentivos, estímulos y premios” hacia cada una de las partes que conforman la cadena ganadera. “Las regulaciones en el mercado cárnico nunca tuvieron éxito”, agregó.
Por su parte, el presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de la Carne (Ciccra), Miguel Schiaritti, apoyo enfáticamente la iniciativa, a la que calificó de “excelente”, porque apunta “a la solución estructural del limitado crecimiento del sector”.
Según dijeron fuentes de la Secretaría de Agricultura a este diario, las visiones opuestas sobre el mismo hecho resultaron consistentes con las propuestas que productores pecuarios y frigoríficos habían hecho previamente al Gobierno, quien finalmente se inclinó por la solución propuesta por los frigoríficos.
Alberto Williams, vicepresidente de la Asociación de Carnicerías de la Capital Federal, consideró que “se han tomado muchas decisiones que lo único que hicieron fue extorsionar al mercado. El problema es ahora cómo se va a implementar porque los terneros van a faltar del mercado”.
Según el comerciante, “si el mercado no está bien abastecido, los demás cortes van a valer más y uno va a terminar pagando más caro y van a tener más grasa y carnes más duras”.
Detrás de las posiciones de los actores de la cadena de valor, los datos de la producción indican que la medida reforzará la tendencia hacia el mayor peso que ya venía registrándose. Durante 2003 y 2004 existieron bajos pesos promedio de faena, pues en este período se produjo un proceso de liquidación de stocks ganaderos a favor de la producción sojera. Este proceso fue acompañado por lo que los criadores denominan “liquidación de vientres”, situación “técnica” que se produce cuando la faena de hembras llega al 46 por ciento.
En lo que va de 2005, en cambio, este número cayó al 43 por ciento, un valor acorde con la recomposición de stocks. La reacción respondió a varias causas. La primera fue el aumento de la demanda de exportaciones que más compensó el menor consumo per cápita local, que en el primer semestre cayó el 3 por ciento. Los números indican que la presión sobre los precios vino de la demanda externa, no de la interna. El dato contraría las explicaciones de los frigoríficos y carnicerías, también de Economía, acerca de que el aumento de los precios internos respondió a la mayor demanda doméstica por la mejora salarial.
No obstante, se verificó una mayor presión sobre los cortes de mejor calidad. Las señales y expectativas de mejores precios, junto con la relación de costos favorable para transformar maíz en carne, favoreció así la recomposición de stock y el aumento del peso de los animales. En el primer semestre, la faena de terneras cayó en torno del 11 por ciento y la de terneros, alrededor del 25 por ciento.
Los cálculos del Ministerio de Economía sostienen que la nueva disposición –que entrará en vigencia a partir de noviembre– permitirá producir 140 millones más de kilos de carne por año con la misma cantidad de hacienda y reducir así la presión sobre el precio del producto mediante un incremento de la oferta.