Dos incondicionales de Néstor Kirchner, Hugo Chávez y la provincia de Santa Cruz, le darán una manito al Gobierno para financiar los próximos vencimientos de deuda: entre ambos suscribirán bonos por un total de 196,4 millones de dólares. Aunque amigos, los inversores no perderán la oportunidad de hacer un buen negocio: está previsto que compren los papeles a precio de mercado. A valores de ayer significa un rendimiento anual del 7,43 por ciento en dólares. De todos modos, la operación se pactó el día en que el riesgo país tocó el mínimo del año –343 puntos–, lo que automáticamente abarató la nueva emisión.
La resolución oficial no lo precisa, pero trascendió que, sobre el total, Santa Cruz adquirirá títulos de deuda por 50 millones de dólares, mientras que los restantes 146,4 millones serán aportados por Venezuela. Esta es la cuarta vez que ese país compra Boden 2012, y ya tiene alrededor de 703 millones de dólares.
El arreglo con Chávez y con Sergio Acevedo, gobernador de Santa Cruz, se produjo un par de semanas después de que Economía declarara desierta la licitación de Boden 2015. En aquel momento, Roberto Lavagna se negó a pagar una tasa de interés superior al 8,4 por ciento anual y los financistas le reclamaron 8,8 por ciento. El Boden 2012 le sale más barato, ya que a precios actuales la diferencia supera un punto. La razón es que el 2012 tiene a su favor dos cosas: vence tres años antes y, además, paga amortizaciones de capital cada seis meses, una ventaja que no existe en el caso del Boden 2015. Conclusión: el Boden 2012 es mucho menos riesgoso y, por ese motivo, el costo, más bajo.
La necesidad del Gobierno de buscar dólares en el mercado es porque deben cubrirse fuertes vencimientos de la deuda en lo que resta del año. De acuerdo con las distintas consultoras de la city, el bache financiero ronda de 1200 a 1800 millones de dólares. En este último trimestre, al Fondo Monetario habrá que abonarle nada menos que 860 millones de dólares. También hay compromisos con el BID y el Banco Mundial y con los acreedores privados que tienen bonos emitidos después de la crisis. Como el ahorro fiscal no alcanza, ni siquiera con lo que puedan aportar algunos organismos superavitarios como la Anses, el Gobierno se ve obligado a encontrar efectivo en el mercado si pretende seguir cumpliendo con el FMI.
El único aliciente es que el costo de ese financiamiento sigue en declive. Ayer el riesgo país se ubicó en el nivel más bajo del año –343 puntos–, apenas 6 puntos por encima del brasileño. La caída de las últimas jornadas no se debió a una mejora de los papeles locales, sino al repentino retroceso que registraron los bonos del Tesoro estadounidense, que son los que sirven de referencia para medir el riesgo país.
La fuerte mejora del mercado argentino (el riesgo país bordeó los 6000 puntos en el peor momento de la crisis, en medio del default) no alcanza para batir el record histórico. Hace algo más de ocho años –el 13 de agosto de 1997–, el índice que mide el banco de inversión JP Morgan se ubicó en 273 puntos.
El economista jefe de ese banco para América Latina, Vladimir Werning, estimó difícil quebrar esa marca histórica en el corto plazo. En diálogo con Página/12 desde su oficina de Nueva York, el experto recordó que el próximo 29 de noviembre, los flamantes bonos surgidos de la reestructuración de deuda empezarán a cotizar sin el cupón ligado al crecimiento de la economía. Estas unidades comenzarán a hacerlo de manera independiente. El tema es que, una vez que se desprendan, el bono “sincerará” su precio ajustándolo hacia abajo, con el consiguiente aumento del riesgo país. Werning calculó que ese incremento rondará los 100 puntos básicos.
Mientras tanto, los inversores siguen apostando por los bonos argentinos. El Banco Central tuvo que comprar 92 millones de dólares para sostener su cotización en 2,92 pesos. Boom financiero que incluye a las acciones, que ayer batieron un nuevo record, al subir 2,1 por ciento y llegar a 1731 puntos.