ECONOMíA
› LA ACTIVIDAD ECONOMICA CRECIO 8,9 POR CIENTO
La locomotora no se detiene
El Ministerio de Economía entregó un dato valioso para el Gobierno a pocos días de las elecciones. En agosto crecieron todos los rubros. El año terminará con más de 8 puntos de suba.
› Por Claudio Scaletta
Algunos indicadores de la evolución de la economía no podrían ser más oportunos. La semana previa a las elecciones no sólo se conoció la buena performance de la industria en septiembre, sino también que la actividad económica siguió su expansión a tasas muy altas. Según informó el Indec, el crecimiento interanual de agosto fue del 8,9 por ciento, cifra que coincide con el acumulado de los primeros ocho meses del año. Contra julio la suba fue del 0,9 por ciento. Adicionalmente, el avance del 0,8 por ciento de julio fue ajustado 0,3 puntos al alza. Si se mantiene la tendencia actual, el Producto cerrará el año con una suba de más del 8 por ciento. Si la economía dejase de crecer a partir del registro de septiembre, ya está asegurado “un piso” de 7,8 por ciento.
A pesar de la bonanza de los indicadores, los integrantes del equipo económico están hipersensibles. La proximidad de las elecciones determinó que todos acaten la orden de “no hacer declaraciones”. La idea es que “nada de lo que digamos sea utilizado en nuestra contra”, acotó uno de los hombres de Roberto Lavagna.
Yendo a los números, lo único que en materia de crecimiento está en discusión es si el actual nivel de inversiones resultará suficiente para mantener una expansión en torno de los 6 puntos en 2006. La segunda cuestión es qué puede suceder si frente a una potencial restricción de la oferta los empresarios responden ajustando precios, una conducta típica de mercados oligopólicos. Pero cualquiera sea el caso, se trata de simple futurología.
En el presente, todos los indicadores sectoriales son positivos. La demanda inmobiliaria sigue firme y junto a la obra pública mantienen fuerte la actividad de la construcción. La cosecha record no presenta dificultades de colocación en el exterior y las exportaciones sostienen a tope la demanda de commodities, tanto agrarias como industriales. Los casos de aceites y subproductos, carnes, lácteos y las industrias metálicas básicas, son paradigmáticos. El hecho de que se mantengan firmes todas las cadenas agroindustriales y la siderurgia, ayudadas por exportaciones record asegura un efecto multiplicador sobre el conjunto de los servicios asociados, los públicos, el transporte y el comercio. La construcción y sus actividades vinculadas, como minerales no metálicos, completan el panorama de la reactivación interna.
Por el lado de la demanda, la disminución relativa en el consumo doméstico, en parte por el freno en las recomposiciones salariales y en parte por el repunte inflacionario, resulta más que compensada por las exportaciones. Si bien puede discutirse que el actual nivel de inversión, que se proyecta en torno del 20 por ciento del PIB para el año, está dos o tres puntos por debajo de lo que sería deseable para un crecimiento sostenido en 2006 –un dato acompañado por el crecimiento en el uso de la capacidad instalada que se encuentra en un record post crisis de algo más del 75 por ciento–, todavía se está lejos de cualquier cuello de botella, tanto productivo como externo. Un dato comparativo es que el uso de la capacidad instalada llega al 82 por ciento en Brasil.
Para la producción de base agraria, en tanto, no se espera que el crecimiento se detenga, no sólo por el desempeño estrictamente doméstico, sino por la continuidad esperada de los buenos precios internacionales. En términos keynesianos, en ningún sector existen cambios en las expectativas futuras que insinúen variaciones a la baja de las tasas de beneficios que esperan los empresarios y tampoco existe la menor señal de acumulación de stocks. Las sombras, que siempre las hay, se encuentran en la resolución que, a partir del próximo lunes, se dé a la puja distributiva y en que esta resolución no sea inflacionaria.