Ayer, a las 18.23, el lector Carlos envió un mail desde su casilla
[email protected] a la dirección de la sección de Economía del diario. El asunto parecía alarmista: “¡¡¡Duda!!!”. Y el mensaje, con formal respeto, solicitaba: “Qa: “Quisiera saber qué va a pasar con la economía argentina, ya que está subiendo el dólar, muchas gracias”.
No va a pasar nada, Carlos. Nada grave ni nada dramático. Con esta contundente sentencia no se trata de ocupar el lugar de los gurúes, que no es agradable ni gratificante intelectualmente puesto que esos profesionales de la consultoría económica se dedican, en general, a realizar pronósticos equivocados. La cuestión pasa por no quedar enredado en dos trampas, que sin disimulo son colocadas a los pies de la mayoría desprevenida.
La primera es la que se aprovecha de la histeria verde, adormecida en los últimos meses con la estabilidad cambiaria. Pero que emerge con fuerza cada vez que se registran subas sostenidas del dólar. Y más aún cuando quiebra lo que en el mercado denominan barreras psicológicas, como serían los 3 pesos. Existe más de un motivo para estar alerta ante movimientos sorpresivos del dólar, teniendo en cuenta las sucesivas crisis cambiarias que contabiliza la historia económica argentina. Sin embargo, hoy, el actual contexto nacional e internacional no ofrece las condiciones para que pueda desarrollarse una tormenta cambiaria. La convertibilidad ya no existe, por suerte, y el sistema que prevalece es el de un tipo de cambio libre con fuerte intervención del Banco Central y reservas abundantes para manejar la plaza. Esto no significa que no pueda haber cimbronazos en el futuro, pero lo que no está habiendo es la incubación de una crisis por un esquema de represión cambiaria.
La segunda trampa es más compleja. Consiste en apelar a la presente suba del dólar para justificar aumentos de precios. Economistas “serios” convalidan esa idea. Periodistas desorientados repiten lo que dicen esos profesionales. Y empresas con rápidos reflejos ajustan sus precios. En realidad, el aumento de precios en los últimos meses se ha venido dando fundamentalmente por imposición de sectores oligopolizados, que desean mantener e incrementar sus márgenes de ganancias.
Carlos, el valor del dólar hoy no es un problema. Las bicicletas financieras necesitan del estado inquieto de las mayorías para hacer sus negocios. Y a los formadores de precios les sirve para abultar sus bolsillos.