El ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, disertó ayer en el Consejo de las Américas, en Nueva York, la organización empresarial que agrupa a las principales corporaciones estadounidenses, luego de haberse reunido por la mañana en el Consulado con empresarios argentinos y extranjeros. Acompañado por los titulares de Comunicaciones, Guillermo Moreno, y de Energía, Daniel Cameron, dejó en claro en todo momento la estrategia apuntada a la búsqueda de inversores en sectores clave de la economía argentina. Tras la separación de Roberto Lavagna del Ministerio de Economía, creció el rol del ministro santacruceño en la relación con el mundo empresario y en la pretendida consolidación del modelo de desarrollo puesto en marcha por el Gobierno.
De Vido llamó a los empresarios internacionales que asisten al Consejo de las Américas a apostar en proyectos de inversión en la Argentina. Respecto de las relaciones bilaterales, expresó que “los Estados Unidos son uno de los principales inversores extranjeros en nuestro mercado y pretendemos que incrementen su participación relativa”.
“Ahora la Argentina es una oportunidad para la inversión”, subrayó el ministro, porque “brindamos un marco legal para las inversiones extranjeras, altamente desregulado y moderno. En mi país hay libre movilidad de capitales consistentes con el funcionamiento de la economía real. Hay garantía de trato no discriminatorio al inversor extranjero y acuerdos para evitar la doble imposición”, proclamó De Vido, tratando de seducir al auditorio.
El ministro de Planificación llegó a Nueva York acompañado por el presidente de la Bolsa de Comercio, Adelmo Gabbi; el CEO de Aeropuertos Argentinas 2000, Ernesto Gutiérrez; Marcelo Mindlin, de Dolphin Fund Management (accionista mayoritaria de Edenor); Luis Ribaya, del Banco Galicia, y Roberto Urquía, de Aceitera General Deheza, entre otros. Entre el más de centenar de directivos de corporaciones internacionales que participaron en el seminario, se contaron representantes de General Electric, del Banco de Chile, de European Latinamerican Finance, de Cleary, Gottlieb & Hamilton y del BCP Securities.
Uno de los empresarios que alabó lo hecho por el gobierno argentino fue David Martínez, titular del fondo de inversión Fintech. “Los resultados económicos hoy son impresionantes. El compromiso del gobierno del presidente Néstor Kirchner con la política fiscal es incuestionable”, destacó el empresario, a quien se le asigna interés por quedarse con parte de Aguas Argentinas, luego que la francesa Suez anunciara su salida.
En su discurso, De Vido buscó atraer principalmente el interés de las corporaciones presentes sobre el desarrollo de obras de infraestructura. Destacó que los fondos destinados a ese fin prácticamente se multiplicaron por 10 desde 2003 a la fecha. “Una economía en franco crecimiento demanda más líneas de alta y baja tensión, más gasoductos tanto troncales como de distribución domiciliaria, más caminos, más puertos”, destacó.
El ministro tampoco dejó de lado los problemas que presenta la economía argentina en la actual coyuntura, al menos los que más preocupan a los empresarios. Remarcó que “debemos extremar los esfuerzos para que el cálculo empresarial y el crédito comercial no se vean dificultados por una tasa de inflación distorsionante” y destacó que “el presidente Kirchner es un sano administrador de las finanzas públicas, pero a su vez está íntimamente convencido de que el superávit fiscal permite el virtuosismo del resto de las variables macroeconómicas”.
La reunión en el Consulado argentino en Nueva York se realizó en similares términos de lo debatido posteriormente en el Consejo de las Américas, aunque ante un auditorio más limitado y con empresas que ya tienen activa participación en la economía argentina. De todos modos, como destacó uno de los asistentes, “acá todo el mundo quiere saber de qué se trata este crecimiento de Argentina”.
Por la noche, el ministro de Planificación recibió la confirmación por parte de los ejecutivos de la empresa de energía AES de su decisión de suspender los juicios planteados ante el Ciadi, por una suma de aproximadamente 600 millones de dólares.