ECONOMíA › PAGO AL FMI
› Por Plan Fénix *
En nuestro documento de marzo de 2005 sostuvimos, con referencia a la deuda con los organismos internacionales que debería determinarse una trayectoria futura de pagos congruente con el perfil de compromisos asumidos con los acreedores privados y, sobre todo, “con una senda sostenible de crecimiento con equidad”. Inclusive planteamos, como último recurso, la suspensión temporal de los pagos frente a exigencias que comprometieran las políticas económicas soberanas.
El Gobierno ha decidido cancelar anticipadamente la deuda con el FMI, lo que constituye un hecho político importante que genera expectativas en cuanto a la apertura de espacios de mayor poder de decisión nacional. Cabe esperar que la liberación de los condicionamientos que esas deudas imponía a la acción del Estado impulse una atención más eficaz de la inmensa deuda social heredada, en el marco de un programa de desarrollo con equidad.
La pasada campaña electoral ha evidenciado una visible carencia de planteos de fondo acerca de las perspectivas y el destino de la sociedad argentina. Cuestiones tales como el patrón de crecimiento económico, los modos de reincorporación de los excluidos sociales, la inserción en el escenario internacional y el rol de los bloques regionales, entre otras, se encuentran todavía pendientes de elaboración y debate. Esta circunstancia se agrava por la evidencia de que las elecciones legislativas no logran colocar al Parlamento como ámbito de discusión de ideas y de elaboración de normas acordes con los requerimientos de una sociedad acuciada por múltiples y severos problemas irresueltos. Por lo contrario, parece acentuarse un peligroso proceso de deslegitimación de la representación política y de los indispensables procesos de búsqueda de consensos básicos necesarios para superar la crisis estructural y profundizar los procesos de democratización.
Entendemos que una senda de desarrollo sostenido deberá asentarse sobre diversos pilares, tales como la reindustrialización, basada en sectores intensivos en ciencia y tecnología –sin desmedro de las producciones actuales– capitalizando las capacidades existentes en el país, reflejadas en éxitos conocidos, tales como los obtenidos en desarrollo satelital y energía nuclear; el crecimiento armónico del mercado interno; una eficaz inserción internacional y un acelerado proceso orientado a la plena inclusión social.
Es necesario que la Justicia y el Parlamento recuperen independencia y credibilidad, delimitando claramente las funciones que competen a cada estamento. Corresponde una gran responsabilidad al Poder Ejecutivo, que debería extremar esfuerzos en tal sentido.
Ahora, hay que atender la cuestión de la deuda con los restantes organismos internacionales de crédito, planteando la renegociación tanto en materia de destinos como de plazos en los términos que corresponden a un país soberano, de modo que estos organismos cumplan con su misión original de ayudar al desarrollo en el marco de un programa integral.
Además, se debe mantener un elevado nivel de reservas, tanto para encarar esta negociación como para avanzar en la consolidación de un patrón de inserción internacional sustentable y competitivo, que permita un margen importante de maniobra al Gobierno (de hecho, este aspecto fue crucial para la salida de la crisis de 2002). Deben descartarse propuestas revaluacionistas, que argumentan que la solvencia obtenida frente a los acreedores, a través de un tipo de cambio real más bajo, sería redituable en términos de entrada de nuevos capitales. Como una y otra vez ha mostrado la experiencia, este curso de acción nos precipitaría hacia un nuevo círculo vicioso de déficit externo, endeudamiento y nuevo colapso.
Hemos señalado que en esta etapa resulta central el debate acerca de nuestro futuro.
La universidad pública pone su potencialidad al servicio de un proyecto nacional aportando los saberes y el trabajo de investigadores, pensadores y profesionales en estrecho vínculo con los restantes sectores de la sociedad, de manera de avanzar en conjunto hacia la construcción de los consensos necesarios para dar respuesta a los desafíos planteados.
* Proyecto Estratégico de la Universidad de Buenos Aires.
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