ECONOMíA › POBREZA, INDIGENCIA Y DISTRIBUCION DEL INGRESO
Dos informes recientes revelan que el cuadro social va mejorando, pero igualmente la pobreza e indigencia continúan en grados elevados. Diferencias en la percepción de ingresos por niveles educativos.
› Por Claudio Zlotnik
Las chances de zafar son pocas: o ser el dueño de la empresa o trabajar en relación de dependencia con todas las de la ley. O haber estudiado mucho hasta recibirse en la universidad. O bien ser un sobreocupado que trabaja más de 45 horas semanales. Si usted, lector, se encuentra en alguna de estas categorías, podrá haberle escapado a la pobreza. Correrá seguramente mejor suerte que los obreros o empleados rasos, que los cuentapropistas y quienes no hayan accedido a la facultad. En promedio, éstos ganan menos de lo necesario para satisfacer sus demandas básicas.
En los últimos años, la Argentina viene mejorando su cuadro social. Pero la pobreza e indigencia continúan en niveles elevados. Un estudio del Centro de Economía Regional y Experimental (CERX) contabilizó un total de 1,1 millón de hogares que en los cuales alrededor de 5 millones de personas sobreviven en la indigencia. Con menos de 372,10 pesos mensuales. La investigación reveló que ese grupo obtiene un 33 por ciento menos de lo que necesitarían para salir de esa situación. “Para cubrir sus necesidades alimenticias requieren en conjunto 5062 millones de pesos al año, pero sólo perciben 3450 millones”, destacó el informe.
En su diagnóstico, el centro de estudios puso la lupa en la problemática que atraviesa la Argentina actual. El hecho que, a pesar de haber crecido un 30 por ciento desde la salida de la crisis, existen 5 millones de personas que viven en la pobreza, “sin acceso a los alimentos necesarios para la subsistencia”. Uno de los datos más fuerte es que 1,7 millón son niños menores de diez años. La entidad sostuvo que, para dar respuestas a esta realidad, “las líneas de acción del Estado deberán orientarse en el futuro a una provisión más eficiente de infraestructura y servicios básicos como educación y salud”.
De acuerdo con las conclusiones del CERX, los subsidios estatales directos no serían suficientes para erradicar la indigencia. Los investigadores señalaron que mucho más eficiente sería una política habitacional, la atención de la salud y la educación. Mientras tanto, el aporte del Estado a escuelas o centros comunitarios podrían ir resolviendo los problemas de la falta de alimentación.
El nivel educativo, sin dudas, es un determinante para el nivel de ingresos, y eso quedó en evidencia en otro trabajo sobre la realidad social en la Argentina realizado por la Consultora Equis. Pero como quedó expresado al comienzo, la educación recibida no es el único condicionante para eludir la pobreza.
Los que mejor están son los empleadores: ganan, en promedio, 1840 pesos mensuales; seguidos por quienes se recibieron en alguna universidad, que perciben 1342 pesos. El empleado en blanco, con una media de 978 pesos, también le gana la carrera a la pobreza, lo mismo que el sobreocupado (más de 45 horas semanales), que obtiene 897,66 pesos. Las diferencias entre distintas categorías oscilan entre 6,0 y 79,6 por ciento. Los de peor situación son los receptores de planes sociales, que perciben 163 pesos mensuales en promedio.
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