Con los resultados de diciembre, el gobierno nacional alcanzó un saldo favorable en caja record, de casi 20 mil millones de pesos.
El Gobierno cerró 2005 con un superávit fiscal record, de 19.661 millones de pesos. El ahorro superó en 5466 millones, equivalente al 38,5 por ciento, lo pautado en la Ley de Presupuesto del año pasado. El resultado de las cuentas públicas se suma al conjunto de indicadores positivos que muestra la economía. A la vez, deja a la luz la conducta conservadora del Ejecutivo en relación con la caja.
El superávit fiscal es una de la variables económicas más relevantes. Y en el 2005 lo fue más todavía, por la seguidilla de debates que se abrieron en torno del tema, discusiones que ahora terminan por zanjarse.
- Un primer ejemplo fue la polémica que se originó justo antes de las elecciones. Los economistas de la city advertían que la Casa Rosada había acelerado el gasto público más allá de lo aconsejable ya que el superávit podía diluirse. El año pasado, las erogaciones crecieron un 22 por ciento, casi a la par de la recaudación impositiva.
- Este fue el cuarto año consecutivo en que la Argentina logra superávit. La diferencia radica en que esta vez no estará el Fondo para que mire el boletín. El hecho de que diciembre terminó con superávit (23,4 millones de pesos), rompiendo la larga tradición de déficit para el último mes del año, provocó que en la city empezaran las especulaciones: “Podría ser un indicio de que el Gobierno profundizará su perfil conservador”, insinuaban algunos operadores.
- Otro debate, que ahora se potenció con los resultados a la vista, estuvo relacionado al costado social. ¿No sería más justo y equitativo que, en este contexto de superabundancia, se tomen medidas más audaces? El listado podría ser amplio, pero por citar las iniciativas impulsadas desde la CGT y desde otros sectores políticos figuran: la suba del mínimo no imponible en el impuesto a las Ganancias, la rebaja del IVA, al menos para los rubros más sensibles para la economía de los hogares, y la mejora de las jubilaciones que están por encima de la mínima.
Hasta ahora, la respuesta oficial fue negativa a esos reclamos. El argumento central refiere a que el superávit sirve como un ancla en la pelea contra la inflación y que, a la vez, otorga libertades para el manejo de la política económica. La liquidación de la deuda con el FMI es una muestra de esa mayor grado de libertad.
Desde Economía también están a favor de utilizar el excedente en políticas activas concretas. Esta semana, por ejemplo, Felisa Miceli anunció que destinará 500 millones de pesos en créditos blandos a los sectores lácteos y de la carne, con el objetivo de que se hagan inversiones que incrementen la oferta y planchen los precios.
Para este año, las pautas son similares a las que fijaba en 2005. Se proyectó un superávit primario de 19.350 millones de pesos, equivalente l 3,5 puntos del PIB. Sin embargo, un informe de la CTA, dirigido por el diputado Claudio Lozano, puso bajo tela de juicio esa proyección. En el trabajo se concluyó que el 2006 dejará un excedente de nada menos de 11.000 millones de pesos por sobre la pauta de superávit fiscal.
La conclusión toma como base que la economía crecerá un poco más que lo presupuestado: 5,6 por ciento y no 4,0. El informe afirma que esa es la expansión que figura en documentos internos del Ministerio de Economía. Si a este mayor crecimiento, que dejaría en las arcas un adicional de 2919 millones de pesos, se le agregan otros dos puntos: lo que ya no habrá que pagarle al FMI (1196 millones de pesos en intereses y otros 4829 millones en concepto de capital) y una corrección en la elasticidad recaudaciónproducto, Lozano concluyó que existe una subvaloración de recursos por un total de 11.066,5 millones de pesos.
De acuerdo con sus estimaciones, esa masa de dinero serviría para:
- Una asignación de 70 pesos para los 13,8 millones de menores de 18 años.
- Una ayuda escolar anual de 130 pesos para los 9,4 chicos de entre 6 y 18 años.
Estas iniciativas tendrían un impacto favorable sobre los niveles de pobreza e indigencia: mientras la tasa de pobreza caería de 38,5 a 32 porciento, la de indigencia caería a menos de la mitad: de 13,6 a 6 por ciento.
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