El vocero del Tesoro estadounidense, Tony Fratto, aseguró ayer que el gobierno de George Bush no interferirá en el otorgamiento de créditos que Argentina espera obtener de organismos multilaterales. “Tratamos de no poner a Estados Unidos en medio de discusiones de cualquier país con las instituciones financieras internacionales”, afirmó el funcionario al ser consultado sobre versiones que dan cuenta de que Argentina está teniendo dificultades para acceder a créditos del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo por carecer de un acuerdo con el Fondo Monetario.

Si bien el gobierno de Kirchner canceló su deuda con el FMI hace poco más de un mes, aún depende de las evaluaciones que este organismo haga sobre el país, pues son utilizadas por otras entidades multilaterales para evaluar la asignación de créditos. El BID deberá decidir la próxima semana si aprueba el desembolso de 500 millones de dólares para Argentina y sus estatutos establecen que sólo puede ser aprobado si el país muestra un “sólido marco macroeconómico”.

Para definir la asignación se suele tomar en cuenta la vigencia de un acuerdo con el Fondo. Si ese acuerdo no existe –como sucede en el caso argentino–, se considera la evaluación anual que este organismo realiza de cada uno de sus socios, aunque si esa evaluación tiene más de seis meses de antigüedad, se pide al Fondo una “carta de evaluación”. En esta última instancia de análisis se encuentra el caso argentino. La situación es similar en el Banco Mundial, donde permanecen retenidos 847 millones de dólares que deberían ser girados a la Argentina.

Tony Fratto indicó que el gobierno norteamericano sabe que “están en discusión algunos créditos de ajuste estructural” en el BID y el Banco Mundial y, si bien admitió no estar familiarizado con el tipo de procedimientos que deben seguir los organismos multilaterales frente a la Argentina ahora que el país canceló su deuda con el Fondo, aseguró que Estados Unidos “no va a interferir”, lo que puede ser leído como un apoyo hacia el país.