El ex ministro de Economía Roberto Lavagna propuso ayer en París que la Unión Europea y el Mercosur suspendan las negociaciones sobre comercio y las reemplacen por un proyecto de asociación en obras de infraestructura de integración en los cuatro países del bloque sudamericano, con una inversión europea de 10 mil millones de dólares.

La propuesta, formulada durante su intervención como invitado en un encuentro sobre comercio internacional y negociaciones Unión Europea-Mercosur en París, organizada por el bloque comunitario y el BID, consiste en firmar los capítulos político y de cooperación del acuerdo y suspender la discusión para la liberalización del comercio a la espera de los resultados de la Ronda de Doha.

En reemplazo de estas negociaciones, Lavagna propuso “un nuevo proyecto con impacto económico, que daría lugar a una asociación especial destinada a participar (por parte de Europa) activamente en el financiamiento y construcción de infraestructura de integración con un monto de hasta 10.000 millones de dólares en siete años”. Estos fondos se concentrarían en la iniciativa Infraestructura para Latinoamérica, donde hay identificados 10 ejes de integración (puertos, energía, minas, puentes, hidrovía, ferrocarril, comunicaciones, puestos de frontera, normativa común) de los cuales 9 están ubicados en países del Mercosur, explicó Lavagna.

El ex ministro detalló que hay 300 proyectos identificados que demandarán 35.000 millones de dólares, de los cuales 10.000 millones “podrían ser aportados por el Banco Europeo de Inversiones y otras entidades europeas a cambio de una activa participación en esa provisión de bienes de capital y ejecución de obras de empresas europeas, asociadas a empresas de la región”. Lavagna señaló que la infraestructura es “generadora de fuerzas integradoras”, por lo que esta inversión “serviría para reforzar la economía y la integración en América del Sur, con activa participación de Europa y sus empresas”. Antes de detallar su propuesta, el ex ministro reiteró la dificultad creciente para un acuerdo birregional como el que actualmente está planteado “por el desbalance en contra de los intereses del Mercosur” en las ofertas, y por “la tradicional poca disponibilidad a abrir mercados de agroalimentos por parte de la UE”.