Polémica por la modificación del mínimo no imponible del impuesto a los Bienes Personales.
› Por Maximiliano Montenegro
Desde el Ministerio de Economía negaron ayer que estudien cambios en el mínimo no imponible del impuesto a los Bienes Personales, actualmente en 102.300 pesos. Sin embargo, el mandato para realizar tal modificación figura en el artículo 24 de la Ley de Presupuesto 2006 y le fija al Poder Ejecutivo un plazo que vence los primeros días de mayo. Según pudo saber Página/12, el presidente Kirchner ya tomó la decisión política de elevar el piso a partir del cual se empieza a pagar el llamado “impuesto a la riqueza”. La intención es duplicarlo.
“Hoy no está en estudio realizar cambios en el impuesto a los Bienes Personales”, se apresuró en aclarar a la agencia Télam una fuente del Ministerio de Economía. Así Felisa Miceli salió al cruce de las versiones que indicaban que después de la suba del mínimo no imponible en el impuesto a las Ganancias le llegaría el turno a Bienes Personales.
El artículo 24 de la Ley de Presupuesto 2006 prevé no sólo el cambio en Ganancias –anunciado el miércoles– sino también la enmienda en Bienes Personales. En ambos casos, el plazo para realizar las reformas a través de un decreto del Ejecutivo es “dentro de los 120 días de promulgada la presente ley (de presupuesto)”. Tal plazo caduca el próximo 9 de mayo.
“Yo creo que ahora se viene la modificación de Bienes Personales, ése es el ánimo que noté en el Gobierno”, explicó a este diario el diputado y abogado de la CGT, Héctor Recalde. La decisión presidencial estaría tomada, y la idea sería duplicar el piso a partir del cual se abona el impuesto.
Al igual que lo que ocurría con Ganancias, la devaluación y la inflación hicieron que Bienes Personales, un impuesto típicamente progresivo (pagan más los que más tienen), alcance hoy a familias de clase media baja, que encima vieron caer abruptamente su poder de compra en los últimos años. Al zarpazo sobre sus bolsillos, que significó la inflación, se sumó una mayor carga impositiva, al mantener el Estado congelado el valor piso a partir del cual se tributa.
El mínimo no imponible del llamado “impuesto a la riqueza” (0,5 a 0,75 por ciento del patrimonio declarado) se mantiene en 102.300 pesos, que antes de la devaluación eran 102.300 dólares. Desde entonces, los precios de las propiedades en pesos prácticamente se triplicaron, o sea que recuperaron su valor en dólares. Hoy se da la paradoja de que una pareja joven, con un departamento de dos ambientes en Capital, valuado en 40.000 dólares, paga el impuesto a la riqueza, mientras que los “peces gordos” lo eluden poniendo sus propiedades y lujosos autos a nombre de sociedades en el extranjero.
El objetivo del Presidente sería llevar el mínimo a 200.000 pesos, aligerando la carga sobre los contribuyentes de clase media, el mismo grupo beneficiado por la suba del mínimo de Ganancias. Pero el costo fiscal, en este caso, sería mucho menor: unos 300 millones de pesos anuales (menos del 0,3 por ciento de la recaudación total proyectada para el año), frente a los 1500 millones que costará la modificación en Ganancias. En ambos casos, en el Presupuesto 2006 está previsto que tal disminución en la recaudación sea cubierta por el Fondo Fiscal Anticíclico creado el año pasado.
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