ECONOMíA › UNA INVESTIGACION PRECISA LA CAIDA DE RESERVAS DE CRUDO
El mismo día que el petróleo llegó a los 69 dólares el barril en el mercado internacional, en Buenos Aires se conoció un informe que da cuenta de la compleja situación argentina en materia de hidrocarburos: la producción y exportación de gas y petróleo derrapan mientras que la demanda no deja de crecer. Esta brecha, claramente descripta por las estadísticas oficiales y recogida por varios análisis privados, es la que está animando al Gobierno a buscar una forma de presionar a las petroleras para que refuercen las inversiones en exploración. Al respecto, en la edición del domingo, Página/12 adelantó que Planificación amenazará a las petroleras con quitarles la concesión de áreas si no aumentan sus reservas.
Según el análisis de la consultora Investigaciones Económicas Sectoriales (IES) difundido ayer, el año pasado la producción de petróleo retrocedió un 4,6 por ciento y la de gas un 1,4, con la nota de que fue la primera caída después de la crisis del 2002, registros que confirmarían “la tendencia depresiva de los últimos años”.
El comportamiento de las productoras no fue homogéneo. Por el contrario, y tal como consigna el IES, el mayor retroceso se dio en el aporte al sistema que realiza Repsol YPF, líder en el mercado. “Comparando la evolución de la producción de las principales empresas respecto del 2004, se aprecia un nuevo retroceso de Repsol, del 9 por ciento; de Petrobras, del 11 por ciento; y de Chevron, del 2 por ciento; en tanto que Pan American avanzó un 3 por ciento, probablemente por tener yacimientos más nuevos y, por ende, más alejados del agotamiento”, señaló el informe. Esas son, justamente, las empresas que Página/12 precisó, en base a información oficial, que están bajo la lupa de Planificación.
El consumo, como contrapartida, fue creciendo. El del gas natural aumentó el año pasado un 0,5 por ciento, mientras que el de petróleo bajó un 1,4 por ciento, debido a la menor actividad de refinado. Sin embargo, el de combustibles líquidos creció un 6,7 por ciento, impulsado por la mayor actividad económica y el incremento del parque automotor.
Esa diferencia entre el bajo crecimiento de la producción y un mayor consumo obligó a la Argentina a reducir exportaciones y a mantener o aumentar las importaciones, siguiendo la tendencia verificada a partir del segundo semestre del 2004. Las ventas externas de crudo cayeron un 17 por ciento, las de combustibles líquidos un 13,2 por ciento y las de gas un 15 por ciento. Al mismo tiempo, aumentaron las importaciones que, por todo concepto, el año pasado llegaron a los 1500 millones de dólares.
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