Jue 20.06.2002

ECONOMíA  › PRESION DEL FONDO SOBRE LA ESTRATEGIA CAMBIARIA DEL BCRA

Rifan las reservas y no paran el dólar

› Por Julio Nudler

“El Fondo no se opone, como una cuestión de principio, a que el Banco Central venda reservas para estabilizar el dólar. Pruebas al canto: acaba de darle miles de millones adicionales a Arminio Fraga para que pare la depreciación del real.” Esto lo afirma un economista que no quiere salir a la palestra con su nombre en estos momentos pero conoce bien las posiciones del FMI, dentro del amplio margen de confusión reinante. Según su explicación, lo que el organismo multilateral ve mal es que la mesa del BCRA esté perdiendo dólares a diario en el mercado, con una táctica de intervenciones homeopáticas. De este modo, las reservas adelgazan, pero el dólar igual sigue subiendo, con lo cual la sensación general es que continúa siendo conveniente apostar por la divisa. Es precisamente lo sucedido ayer: el Central vendió un neto de US$ 11 millones, pero el dólar subió siete centavos de peso (1,9 por ciento).
Mientras tanto, el descenso de las reservas por debajo del listón de los 10 mil millones (al pasado 14 de junio se situaron en 9927,6 millones, habiendo bajado 125,9 millones en una semana) encendió la alarma. Ante esto, quienes ven el problema con los ojos del FMI sostienen que no deben arriesgarse las reservas mientras el tipo de cambio no muestre haber alcanzado su nivel de equilibrio. Como diría un financista: en tanto no aparezca una punta compradora de pesos, éste debe seguir depreciándose.
Hasta el 11 de enero, con un peso se compraba un dólar. Hoy ese mismo peso permite adquirir sólo 27 céntimos de dólar, pero el comportamiento de los operadores y el público indica –según el analista consultado– que esperan todavía una mayor caída del peso. Esta expectativa se basa en la existencia de una demanda de dinero (pesos) artificialmente alta, forzada por las restricciones al retiro de fondos de los bancos, donde la gente tiene más plata que la deseada. Esto implica que continuarán el drenaje y la presión sobre el dólar.
La idea alternativa apunta a despejar en algún momento ese factor compulsivo, de modo que ya no haya expectativas de más fondos retenidos volcándose a la demanda cambiaria. En ese instante, un peso servirá para comprar quizá 25 centavos de dólar, o menos aún. Lo que sea, pero con la virtud de ser un precio capaz de equilibrar el mercado. Para ese entonces será crucial que el Banco Central disponga de una cuantiosa masa de reservas, con la consiguiente intervención masiva en el circuito si fuera preciso, o la amenaza de efectuarla. “Cuando el batallón enemigo viene al galope no tiene sentido usar de a una las balas que hay en el cargador -dice la fuente–. Lo único que se consigue es quedarse sin municiones.”
La venta de reservas, según este planteo, debería utilizarse para reabsorber todos los pesos que sea preciso tras la liberación del corralito transaccional, pero sólo como última instancia de un programa que haya atado las cuentas fiscales y definido la solución para los depósitos reprogramados, además de cubrir otros frentes. Esa última cuestión permanece aún incierta, en medio de la frialdad con que el público acogió la opción entre los Boden (estatales) y los Cedro (bancarios), mientras la nueva intensificación de los amparos judiciales disuelve el eventual interés por esas alternativas. Lo que está comprobado es que el canje de plazos fijos por bienes, que rigió entre el 4 de marzo y el 15 de abril, aceleró el goteo de los depósitos, lo que lleva a predecir que esta vez volvería a ocurrir lo mismo.
Un estudio de Cespa (Centro de Estudios de la Situación y Perspectivas de la Argentina, de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA) muestra que durante mayo el BCRA recogió de la plaza 4700 millones de pesos a través de la venta de dólares, pero los utilizó ampliamente en préstamos (redescuentos y pases activos) a los bancos para financiarles la pérdida de liquidez generada por el retiro neto de depósitos. De esta manera, en la economía sigue habiendo la misma cantidad de pesos, pero en el Central se contraen las reservas, con lo cual se eleva el tipo de cambio “defendible” y el peso se devalúa cada vez más, lo cual realimenta lainflación y la pobreza. Como 3 de cada 4 pesos entregados por los bancos al público les fueron provistos por el BCRA, la rueda no puede parar.

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